Parte única

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- ¿Crees en que los opuesto se atraen?

-Creo que no seriamos capaces de existir el uno sin el otro.

-Sabes que existen más colores que estos, Namjoon.

Imagina esto: Un espacio de tiempo donde solo habita la luz dorada, cielos cambiantes de colores y un gran campo de todo tipo de flores. Cálido. Vibrante. Un espacio de tiempo donde el día acompaña la vida.

-Estoy consciente de eso -Namjoon le responde sin mostrar emoción alguna.

Ahora imagina esto: Nada más que un velero, un océano de sueños, un hombre en la luna y sus estrellas. Min Yoongi sentado en la punta de su velero, pies tocando levemente el agua y está tocándole de vuelta, como un pequeño baile entre ellos. Una de sus manos sostiene sus atuendos, alejándolos de las caricias del agua. En su otra mano hay una rosa.

El rastro de una sonrisa aparece en su cara. - ¿Los has visto?, Los colores.

Namjoon ladea su cabeza a otro lado. Yoongi sabe la respuesta incluso antes de ser dicha. Muchos años juntos supone el. -Solo veo lo que tú haces.

La maldición de un fiel servidor, el juramento del hombre en la luna, destinado a seguirlo hasta el final. La sonrisa de Yoongi se torna amarga, disfrazada solo por el brillo de la luna.

-Eres demasiado aburrido.

La suave y triste sonrisa que recibe de Namjoon hace que algo dentro de el duela, pero decide poner atención en el tesoro pequeño que tiene en su mano.

El frío no puede acabar con su brillo. Pétalos más rojizos que la misma luna roja, un tallo que aunque se ve frágil, por sus espinas sabe que puede ser igual de dañino que una noche tormentosa. Yoongi la acerca para poder apreciar su aroma. Primero fue una rosa blanca lo que encontró en el reino del cielo, pero no se atrevió a tocarla. Segundo, una solitaria rosa rosada que observo cuidadosamente. Tercero, una rosa azul la cual pensó que no existía. Cuarto, una rosa roja que supo era para él.

-Es hermosa, -Namjoon admite.

Existe un momento en el tiempo que se impone entre el día y la noche. Veinticuatro pilares, un solo trono y nada más que innumerables e increíbles nubes bajo los pies de Yoongi, moviéndose alrededor de sus tobillos y besando las estrellas en su capa. El reino en el cielo, donde el día y la noche compartirán lugares hasta el final.

Solo conoce la espalda de Hoseok y viceversa. Solo conoce lo vibrante de sus atuendos y el castaño de su cabello. Uno se levanta del trono cuando el otro llega y silenciosamente vuelven a sus respectivos reinos, moviéndose más sincronizados que el mismísimo rey del tiempo. Nunca una palabra dicha o una mirada dada.

Hasta que un día...

- ¿Por qué las pones en el cielo?

Pausa. - No sé a qué te refieres.

-Orión, Hércules, Cassiopeia, Centaurus...Todas esas constelaciones.

Algo en Yoongi empezó a arder. La curiosidad tan tentadora como la fruta que saco a Adán y Eva del paraíso. Por primera vez se gira para ver al otro rey...Y todo para. Algo parecido al color de las almendras, un color que nunca podrá encontrar en su reino no importa que tan lejos y profundo busque. Esos son los ojos del rey Hoseok, aquel que gobierna el reino del día.

Aurora » [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora