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Y O O N G I.

Desperte por la mañana, con los rayos del sol golpeando mi rostro.

Mire toda la habitación mirando la hora en una pequeño reloj de ahí.

12:00 pm

Por alguna extraña razón tenía la esperanza de encontrarme aquí en la habitación a ese chiquillo.

Pero al despertar no había rastro alguno de él.

Ah de llegar mas tarde YoonGi...

Fue lo que pense en ese momento.

Unos minutos más tarde llegaron unas enfermeras a traerme el desayuno.

El tiempo empezo a pasar y aún sin rastro de aquel niño de voz chillona.

Él va a venir YoonGi, él lo dijo. Además... no tienes por qué preocuparte.

Pensé.

Horas y horas empezaron a pasar. Mire el reloj.

8:03 pm

Y él no llegó.











J I M I N.

-Despidanse de su abuela.

Fue lo que dijo mi padre, sin voltear a verme.

-Adiós abuelita. La voy a extrañar tanto.

Dije comenzando a llorar de nuevo.

-No seas un marica y deja de llorar. Es solo una viejilla...

-¡¿Cómo puedes decir eso de tú propia madre?!

Le grité. Ese comentario hizo que estallara.

-¡No me hables así estúpido!

Gritó dandome una bofetada.

-¿Cómo puedes comportarte así en el funeral de mi abuelita?

Susurre agarrando mi mejilla con mi mano.

Mi hermano me veía en el fondo, detras de mi padre. Susurro un ; siento no poder ayudarte.

-Deja de comportarte como una nena. Oh, espera. Si lo eres, por qué resultaste ser un bueno para nada, un maldito gay, tú nunca vas a poder tener descendencia.

-Para...

Dije dejando salir mas lagrimas, sus comentarios me estaban haciendo muy mal. Todo lo que él dice o haga me pone mal.

Después todo se vuelve silencioso.

-Ya nos la tenemos que llevar.

-Llevensela, ni me importa.

El señor se le quedo viendo con horror a mi padre, no lo culpo. ¿Qué hijo habla así de su madre? La respuesta, mi padre.

Quedate conmigo. ~Y.M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora