One shotApresuró el paso, mientras todos se giraban para verlo y se inclinaban ante él. El murmullo del personal de la nave se detenía apenas lo veían llegar, pero sabía que todos hablaban de ello. Después de todo, podía oírlos a través de las gruesas paredes, los oía hacer preguntas tentativas pero estúpidas. Sólo él sabía la verdad, sólo él, el guardián de ese mundo sabía que era lo que había ocurrido realmente con Bruce Wayne. Los técnicos, médicos y pilotos se cuadraban ante él, haciendo un saludo militar que él nunca había pedido, pero que le parecía lo más adecuado. Abrió las imponentes puertas de su salón, no tenía la paciencia necesaria para esperar que alguien más lo hiciera, e ingresó a la habitación.
¿Quienes se creían ellos para convocarlo? Como si fuera un niño, tenía que reunirse con el resto de los antiguos miembros de la Liga y algunos de sus otros aliados. El enorme salón se alzaba imponente y la iluminación clara le hacía ver más puro, más correcto. En el centro se hallaba un grupo de personas, frente a lo que él prefería llamar su silla de mando pero que mordazmente Bruce había llegado a llamar trono con un tono mordaz. Despegó sus pies del piso para elevarse por encima de ellos y tomar su lugar en la silla.
Diana, Shayera, Hal, Bane, y Killer Croc se callaron. La seriedad en sus rostros solo confirmaba los rumores. Todos voltearon hacia a él, y Diana fue quien avanzó unos pasos en su dirección, clavando su mirada en el último hijo de Kriptón.
Habían pasado algunos días desde que él en persona hubiese capturado al murciélago, y desde el primer instante Diana se había opuesto a la idea de mantenerlo con vida. Sin embargo ahora sus quejas eran más y más constantes, así como los mordaces comentarios de Black Adam en cada ocasión que el tema salía a relucir.
La amazona inspiró hondo antes de extender su mano hacia él, recibiendo ahora solo indiferencia.
— Clark, esto no es... — inició con voz amable, pero firme. Comprensiva y amorosa, como siempre había sido para él.
Y estaba a nada de escucharla. Pero ella había intentado deshacerse de Bruce. Ella quería matar a lo único que le quedaba de su vida en Metrópolis, así que simplemente agitó su mano para rechazarla.
— He tomado mi decisión final. — interrumpió el súper hombre sin mucha ceremonia. — No les estoy pidiendo permiso.
— Con todo respeto, Clark, esto es una mierda. — le dijo Hal adelantándose. — Una cosa es detenerlo. Incluso ejecutarlo. Pero mantenerlo así...
Kal El fulminó con la mirada al linterna, haciendo que se callara. Pero entonces Shayera negó moviendo la cabeza.
— Dejarlo vivo es un error. Todos concordamos en eso.
— Un capricho como este podría costarte demasiado caro. — agregó Black Adam entrando a la sala, y cruzó los brazos sobre su pecho, mirando con seriedad al hombre. — Pero si solo me llamaron para esto, es mejor que haga lo que le plazca.
Clark sintió que le hervía la sangre. Detestaba que cuestionaran sus decisiones cuando se trataba de Bruce. Ahora que al fin lo tenía bajo su control, no tenían razón para temer. Pero se calmó, porque al fin lo tenía. Era su Bruce, y nadie podría arrancárselo. Su mente era demasiado preciosa, de gran valor para él, a pesar de lo que dijera Diana o cualquiera.
— No está a discusión. Se queda, bajo mi control, y en mi habitación. En algún momento necesitaremos algo de él.
Fueron sus últimas palabras.
La puerta metálica de la nave se abrió, y la IA lo saludó como siempre, dandole la bienvenida. Los brazos y tú os metálicos se ciñeron a su cabeza. La luz artificial de la nave era algo molesta, pero pensó que era similar al de la BatCave. Eso le sentaba bien a Bruce. Sonrió por la idea.