Capítulo 1

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Inuyasha, Aome, Shippo, Miroku y Sango, se encontraban en la cabaña de la anciana Kaede, ella no estaba porque había viajado hacia una aldea a curar a unos enfermos, faltaban pocas horas para comenzar el viaje hacia las demás aldeas, por lo que se estaban preparando para irse.

– ¡Keh! Ese maldito de Naraku no ha aparecido, a este paso jamás lo conseguiremos. –Dijo Inuyasha cruzando sus brazos.

–Inuyasha, no te desesperes, si lo conseguiremos junto con los demás fragmentos de la perla. –Dijo Aome mientras acomodaba mejor las cosas que tenía en su mochila.

*Unas horas después.

El grupo había decidido quedarse en una aldea gracias a que el monje Miroku pudo engañar a un aldeano para que los dejara dormir en su cabaña, todos se encontraban comiendo tranquilamente, cuando de repente, Inuyasha se levanta dejando su comida en el piso.

–Kikyo...–Dijo susurrando antes de irse, Aome sintió como si algo se rompiera dentro de ella, por un momento, dejó de comer y bajó su mirada, tanto Shippo, como Miroku y Sango, se quedaron viéndola, sabían lo que la joven del futuro sentía por el medio demonio, lo mucho que ella sufría cuando él se iba a verla, por lo que no dijeron nada y siguieron comiendo, pero unos segundos después, ven que Aome comenzó a llorar, Shippo se acercó a ella y colocó una mano sobre su hombro haciendo que ella lo viera.

–Él volverá pronto, Aome. –Le dijo, Aome sonrió y cuando iba a responderle, la cabaña tembló.

– ¿Qué estará pasando?– Preguntó Miroku levantándose, todos se levantaron, abrieron la puerta y cuando salieron, se asombraron, había un enorme demonio matando a los aldeanos.

Pero... ¿Dónde se encontraba Inuyasha? Hace unos momentos había salido, eso quiere decir que no estaba muy lejos, ¿cierto? ¿O sus ganas de ver a Kikyo eran más fuertes que sus ganas de proteger a los demás?

Aome no quiso pensar en Inuyasha y en Kikyo, por lo que agarró su arco y sus flechas y salió junto con sus amigos a tratar de detener al demonio, desde lejos había visto que tenía un fragmento de la perla.

–...

–...

–...

Inuyasha había olido el aroma de Kikyo y sin pensarlo 2 veces, fue a buscarla, necesitaba hablar con ella, quería decirle que se había dado cuenta que amaba a Aome, la chica terca y tonta del futuro, que era la única que estaba dentro de su corazón, por lo que no podía ir al infierno con ella, quería estar con Aome, quería que fuese su "compañera" (que significa ser su esposa para los demonios), quería estar todo el tiempo posible con esa niña, no sabía cuándo se había dado cuenta de esos sentimientos, pero hace muy poco tiempo quería decirle a Kikyo para poder estar con Aome.

Ve al gran demonio acercarse a la aldea donde se encontraban sus amigos y la chica que amaba, pero no pensaba tardarse mucho hablando con Kikyo, así que no pasaría nada malo si ellos se encargaban del problema por un rato, por lo que cuando consiguió a Kikyo dentro del bosque, se acercó a ella.

–Kikyo, tenemos que hablar.

– ¿De qué, Inuyasha? – Le preguntó acercándose, las serpientes caza almas se encontraban muy cerca de ella.

–Yo no puedo irme al infierno contigo, me di cuenta que amo a Aome, me tengo que quedar con ella, lo siento.–Le dijo Inuyasha mientras apretaba sus puños, Kikyo lo miró por unos segundos mientras procesaba la información, sabía que Inuyasha sentía algo por esa niña, pero jamás creyó que la amaba, conocía muy bien a Inuyasha, y él no era alguien que aceptaba sus sentimientos ni mucho menos se los decía a alguien, así que debía amarla mucho.

Kikyo se quedó callada un par de segundos, Inuyasha no sabía qué hacer, y cuando pensaba en decirle algo, Kikyo se acercó a él y lo abrazó colocando su cabeza sobre su pecho.

–Espero que seas muy feliz con ella, Inuyasha, y que te pueda dar la vida que yo nunca te di. –Le dijo susurrando.

Inuyasha se asombró de que lo abrazara, pero correspondió al abrazo colocando una mano en la cabeza de la sacerdotisa.

–Gracias, Kikyo. –Dijo mientras cerraba sus ojos.

–...

–...

–...

Aome, Shippo, Sango y Miroku estaban tratando de detener al demonio, pero no podían , era muy fuerte, todos se encontraban cansados y lastimados, estaban tirados en el piso, sin duda, necesitaban la ayuda de Inuyasha.

De repente, el demonio iba a asesinar a Shippo, pero Aome agarró una de sus flechas y se la clavó, eso lo molestó e hizo algo que nadie se esperaba.

Agarró a Aome del cuello levantándola y...

Le clavó sus garras en su pecho.

– ¡Aome!–Gritaron los presentes, la joven del futuro abrió más sus ojos y aguantó la respiración, podía sentir como su piel quemaba y como se comenzaba a sentir cansada.

–...

–...

–...

Inuyasha, al oler la sangre de Aome, abre sus ojos, se separa de Kikyo y comienza a correr, tenía mucho miedo de lo que le pudo haber pasado a Aome.

Murió por mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora