Parte única

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-¡Por favor, déjame estar con él!

-¿Ese es tu único y verdadero deseo, humano?

Si, la sonrisa del demonio hizo que su opinión flaqueara por un momento, pero su optimismo regresó tan rápido como se había ido, pues su amor por Jaehwan era algo innegable e irremplazable.

-Si, lo es. Sólo deseo verle, tocarle... Que me quiera.

-Está bien, pero a cambio deseo algo.

Taekwoon sonrió con amargura: ya lo sabía, al fin y al cabo, ningún ser, ya sea humano o no, es incapaz de no sentirse atraido hacia su dulce amigo.

-Quiero el alma de Hongbin.

-Puedes tomarla, si es lo que deseas.

El pelinegro señaló con su dedo tembloroso a la gran bolsa en la que se encontraba encerrado Hongbin.

-Eres horriblemente malvado, Taekwoon... Me encantas.

-No necesito tus halagos, necesito a Jaehwan.

-Está bien... Podrás estar con él y verle siempre, como has deseado. Luego no te arrepientas de tu deseo formulado, porque ni tú ni yo podremos modificarlo.

Y así fue.

Taekwoon se retiró de nuevo al mundo humano, contento por su pacto con aquel demonio, y esperó pacientemente la llegada de su amado en su casa.

Justo cuando se estaba impacientando y empezando a desconfiar de su pacto, porque Jaehwan no llegaba, sonaron las campanas de las doce de la noche, el pacto estaba cerrado para siempre, y el sueño le atacó como el depredador ataca la presa.

"-Me has encontrado, Taekwoon... Gracias...

Su abrazo era etéreo, casi arificial, pero era él. Su voz sonaba lejana, en susurros, pero era la de él. Sus labios eran fríos, secos, pero eran los de él.

-Te he echado de menos, Jaehwan, pero nos queda poco juntos, lo siento."

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La policía entró a fuerza a la casa del extraño y fuerte olor.

-Taekwoon... No debiste jugar con el diablo. Espero que estés bien.

Hongbin se permitió soltar una lágrima mirando el cuerpo destozado, verde, con los ojos abiertos y totalmente blancos.

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-No tienes permitido hacer esto, demonio. Tu mismo lo dijiste.

Jaehwan se escondía tras el que hablaba tan decididamente, mirando con horror al ser en frete de ellos.

-¡¡¡No puedo creer que me hayas engañado!!!

Sujetó en alto el muñeco que Taekwoon le había entregado en la bolsa, en vez del cuerpo de Hongbin. Taekwoon sonrió, encantado.

-Y yo no puedo creer que tú hayas caído. Pero, ¿recuerdas lo que me dijiste? "Luego no te arrepientas de tu deseo formulado, porque ni tú ni yo podremos modificarlo". El pacto está hecho.

El grito de furia sobrehumano, gutural, hizo eco en la tranquila nada.

-Gané. Desaparece, demonio.

Tras decir eso, Taekwoon se giró y le dedicó a Jaehwan una gran sonrisa, tomando sus manos con delicadeza, y el temor del espíritu de Jaehwan que sintió al ver al demonio, desapareció junto al demonio en si.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2017 ⏰

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