Tony estaba mortalmente nervioso, como nunca antes lo había estado en toda su vida. Y vaya que había pasado por eventos que le habían hecho sentir así antes. Estaba seguro de lo que estaba haciendo, tan seguro como pocas veces, pero no por ello dejaba de sentir que quizá —solamente quizá— estuviera apresurando un poco las cosas. Todo estaba pasando tan rápido de una manera angustiante, y al mismo tiempo era como si viviese en cámara lenta. Su mente trabajaba tan rápido que apenas podía distinguir un pensamiento de otro. Comenzaba a creer que soñaba, porque la realidad frente a él parecía sacada de sus más privadas fantasías.
Hermosas filas de sillas blancas se abrían paso frente a él. Flores blancas finamente acomodadas de manera estratégica a través de estas. Un camino blanco inmaculado se extendía entre el espacio dejado exclusivamente para ellos. Para ambos. Y él, impuntual como ningún otro, había llegado demasiado temprano, para variar un poco.
Los invitados estaban acomodados cada uno en sus respectivos asientos. Al final, casi perdiéndose de su vista, notó a una sola fila de paparazis. Casi pudo ofenderse por ello, pero lo agradeció sinceramente. No quería demasiadas fotos filtradas de aquel día que, sin duda alguna, fue reconocido como el gran evento de año. Eso no evitó, de cualquier manera, que su adorado hijo se consiguiera una cámara profesional para capturar cada momento.
Recuerda con especial vergüenza como discutió por días enteros con el otro para que convenciera a Peter de no hacer aquello. Aparentemente los dos hombres que más amaba en su vida se habían confabulado para avergonzarlo, porque fue su prometido quien terminó consiguiendo la cámara para el menor de los tres. Si no fuese porque era para ese propósito particular, Stark se habría reído mucho de la cámara antigua que fue depositada en manos de Peter.
Juega con sus manos, ansioso. ¿Por qué está divagando tanto? Está a menos de 10 minutos de casarse con el hombre más hermoso que hubiese visto en su vida y él sigue pensando en que las fotos su nada agraciada expresión se filtrarían por internet. Está tan perdido en su cabeza que, cuando todos guardan silencio de un modo especialmente llamativo, no se da cuenta de ello.
Su mirada está fija en sus manos, ¿sería demasiado tarde para salir corriendo? Podría convencer a todos de que se había apresurado demasiado. ¿Cuánto tiempo tenían saliendo? ¿Un año? ¿Cinco? ¿Cuántos años tenía Peter ya? "Oh, espera..." pensó, y miró a su vástago "¿No son ya ocho años?"
Conoció a su actual pareja un año después de que ganara finalmente la custodia de su hijo. Peter había cumplido recién los 10 años. Quizá si Tony no hubiese tenido un historial tan problemático habría obtenido la custodia antes.
La madre de su hijo falleció cuando este nació. La abuela de éste lo cuidó desde entonces, y cuando le confesó quién era su padre, a sus ocho años, Peter se plantó frente a la torre para decirle que no quería pasar ni un segundo más con esa mujer... Claro que la historia había sido un poco más compleja que eso, pero Tony prefería no pensar en los abusos a su pequeño. O el límite a su potencial que aquella mujer había marcado para él.
Cuando Stark volvió a prestar atención al presente, Peter tenía una sonrisa amplia en el rostro mientras tomaba la cámara entre sus manos. Casi suelta una maldición cuando le vio enfocarle con ésta, mirándole a través de ella, para tomar una foto. Tarde se dio cuenta de que no le estaba tomando una foto solamente a él.
—En serio, Steve... Si sigues así arruinarás todo esto—escuchó que decía Sam, y casi sonrió.
Casi. Porque inmediatamente reconoció la risa que siguió a ese comentario. Donde fuera que Sam estuviese, Steve iba... Y donde Steve iba...
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OS. La boda {Avengers}
FanfictionLuego de años en los que nadie nunca pensó que lo haría, Tony Stark finalmente ha decidido sentar cabeza. Su boda es un evento que nadie debería dejar pasar.