Promesas | Capítulo único

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Jewelry Bonney










Mi paciencia se estaba comenzando a agotar. Llevaba varias horas encerrada en aquella habitación esperando por el imbecil de Law. Quería darle una especie de "sorpresa" después de tantos meses sin vernos, pero a este paso nunca nos reencontraríamos. Y por lo que tenía entendido ya hacía tiempo que había llegado a la isla.

¿Qué se suponía que estaba haciendo? Reencontrarse con sus compañeros tampoco llevaba todo el día...

Me senté en la única butaca de la estancia y bufé pesadamente. Me sentía estúpida. Ni yo misma entendía porqué estaba haciendo esto. Abandonar momentáneamente a mi tripulación tras enterarme de la derrota de Doflamingo en Dessrosa y venir hasta aquí en su busca. Menuda locura.

Mis tripas rugieron a modo de protesta. Además de estar cansada, ¡moría del hambre! No había probado bocado desde la mañana. Mordí mi labio. Iba a asesinar a ese estúpido en cuanto lo viese. Por su culpa yo estaba en esa situación.

De un momento a otro y sin previo aviso, la puerta se abrió de golpe. Instintivamente me puse en pie. Miré desafiante al sujeto que se encontraba parado en la puerta.

- Trafalgar D. Water Law. -dije a medida que me acercaba a él.

- ¿Qué haces aquí? -dijo en su típico tono neutro. No pareció sorprenderse mucho ante mi presencia.

- ¿Como que qué hago aquí? Llevo meses sin saber nada de ti... desde que decidiste irte a una isla en medio de la nada habitada por un científico loco. Supuestamente mantendriamos el contacto y vendrías a verme de vez en cuando. Pero claro, ¡tus intereses como shichibukai son más importantes que yo! ¡No sabía nada acerca de ti! -le reproché.

Law entró en la habitación sin decir palabra y dejó su espada y sombrero sobre la cómoda.

- ¿Tan preocupada estabas por mi? -comentó con burla.

- Agh, Law eres insoportable. No sé porqué he estado durante este tiempo contigo. -me crucé de brazos y me giré dándole la espalda. Me había enfadado su estúpida actitud.

Noté como se acercaba a mi, pero no me giré. Como le viera la cara ahora, juro que se la partía.

Sentí sus manos en mis hombros. No pude evitar sonrojarme.

- Hmm... Tienes razón en todo lo que me has dicho, Bonney, lo reconozco. Pero tienes que comprender que la situación en la que me encontraba no era la más cómoda, ni la mejor, para mantener contacto contigo. Te hubiera puesto en peligro...Y nunca me perdonaría si algo te pasara. -comenzó a realizar movimientos circulares sobre mi piel, acción que me relajó.- Tengo un claro objetivo, derrotar a Kaido. Y para ello necesito hacer este tipo de cosas... pero estoy seguro que gracias a la ayuda de los Mugiwara lo conseguiré. Y bueno, las cosas cambiarán a partir de ahí... -colocó todo mi pelo sobre mi hombro izquierdo y se inclinó para poder besar mi cuello.- Lo siento, Bonney. ¿Me perdonas? -susurró en mi oido.

Aunque mi orgullo me decía que no lo hiciera, acabé girándome para encontrarme con esos ojos grises que me miraban expectantes.

- Eres un completo imbecil, Law. -dicho esto le dí una sonora bofetada.

- ¿A qué ha venido eso? -dijo mientras se sobaba la mejilla.

- ¡Te lo merecías por tenerme tan preocupada! -dije como si fuera la cosa más obvia. Rodé mis ojos.

Acorté distancias y posicioné mis brazos alrededor de su cuello, a lo que el no tardó en colocar sus manos sobre mi cintura. Inclinó ligeramente su cabeza hacia abajo, por lo que yo entreabrí mis labios y cerré mis ojos, esperando por el beso que llevaba tanto tiempo anhelando. Aunque este nunca llegó, tan solo un ligero roce de labios.

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