Capítulo 3

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⚜️ El beso ⚜️

Pov's April.

No podía creer lo había escuchado, decidí no parar hasta llegar a mis aposentos; ahí me esperaban unos guardias

—Retírense —Fue lo único que pude pronunciar en ese instante, con mi voz entre cortada y mis ojos llenos de lágrimas; casi sin poder ver entre en mis aposentos y el llanto comenzó a salir sin control. Siempre he odiado a los reyes, se creen superiores.

Comencé a escuchar voces en la puerta, traté de aguantar el llanto y escuchar ello.

—Necesito que me dejen pasar— Pude descifrar entre el cuchicheo y después un par de palabras más supe que era Francisco, trataba de contener mis lagrimas para lucir fuerte, pero por desgracia, me fallo la valentía y al verlo atravesar mi puerta comenzó en llanto aún más desconsolado.

—Ya lo sé todo —Fue lo primero que dijo, aún en su rostro se notaba que no sabía que decir yo negué—

—¿Ya sabes qué exactamente?

—Que eres la favorita de la reina de Inglaterra y, por ende—Note como cerraba la puerta tras él al decir esto y caminaba hacía mi que en este punto estaba sentada en el escritorio de la habitación— Eres la mejor opción que ella tiene de su familia real para ser reina... Bueno —recargó sus manos en el escritorio y sus ojos azules miraban los míos fijo— Tú y Alish, pero, siempre has sido su primera opción.

—¿Te lo dijo tu padre? —Me quedé mirándolo fijo, sabía que mis ojos lucían realmente mal pero no me importo eso— ¿Así te convenció de esto? "Cásate con ella y serás el Rey más poderoso que Francia ha tenido"; "convéncela que sea la Reina de Inglaterra y Escocia, serias el consorte de una reina con dos naciones" —negué ante él y me levante de la silla para quedar frente a frente pero aún con un escritorio de por medio— No soy tan fácil de convencer, Francisco. No necesito poder. El poder sólo le pone precio a tu cabeza y miles de personas a tu espalda queriendo cobrar ese precio.

—Aún que parezca irónico, si mi padre trato de convencerme, pero, me negué —en ese momento rodeo el escritorio para así poder quedar más cerca de mí, su olor era tan embriagante y su mirada tan penetrante que mi corazón comenzó a latir tan rápido que sentía que en cualquier momento se saldría de mi pecho— A mi tampoco me importa el poder, vine por mi propia cuenta a ver si estabas bien.

—Tú fuiste educado para ser Rey y tener poder. —Dije tratando de probar mi punto—.

—Y mira, ¿qué tal me ha ido? — abrió sus ojos grandes y con su mano derecha tomó mi cuello, deslizando su dedo gordo por mis mejillas limpiando mis lagrimas aún frescas—.

—Que terrible nacer en una monarquía, ¿no? —Él asintió—

—Es un fastidio, pero, si no hubiera nacido en ella, no te hubiera conocido—Él estaba tan cerca que me era imposible pensar en otra cosa que no fuese su mano en mi cuello, su dedo deslizarse por mis mejillas y su voz inundaba el silencio de la habitación—.

—¿Puedes quedarte aquí? —Fue lo que pude pronunciar, tras decirlo me di cuenta que fue un error tomé aire fuerte—. No quiero estar sola; esta situación es tan agobiante y creo que sólo tú puedes llegar a entenderlo un poco—. Francisco asintió ante mi explicación tan pobre­—.

—Lo entiendo—caminó a un sofá posicionado en la habitación frente a la chimenea, se sentó en el y comenzó a quitar sus botas—.

—Gracias... —Murmuré casi inaudible y comencé a preparar mi ropa para poder ir a dormir. —

—No tienes porque agradecer nada, pequeña princesa—. Se levanto del sofá al estar un poco más cómodo y beso mi frente mientras tomaba mi cuello en sus dos manos—.


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