XXVI. ¿Hay un nosotros?

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Dejé escapar un suspiro mientras daba una inspección a mi alrededor para terminar viendo esos ojos tan azules y... hermosos.

- Frank fue mi novio durante tres años, - Frunci el ceño y sonreí amargamente. -, no sé como lo soporté. Él era popular, guapo y atlético, mis amigas pensaban que haríamos buena pareja y me propuse enamorarlo... cada fiesta que iba yo estaba ahí, sus amigos eran los míos, sus obsesiones eran las mías.

- ¿Obsesiones? - Preguntó frunciendo el ceño e inclinandose.

- Tenía una con el color azul. Fue lo que utilicé a mi favor... tenía dieciséis y creía que podía enamorarlo. - Dije sonriendo un poco, algo incomoda por hablar de Frank. - Utilizar azul, pintarme las uñas de ese color y hasta tener mechas... ahí estaba yo, siendo novia de ese idiota. Obtuve lo que cualquier adolescente desea sin conciencia a esa edad.

- ¿Sexo?

- También. - Dije bebiendo del champagne. - Me refería a diversión, peligro y algo que rompa con la monotonía. Entró a carreras ilegales a los dieciocho, las fiestas aumentaron y es ahí dónde me hizo daño... - Me quedé callada. - Acabó.

Me estaba empezando a doler hablar sobre Frank, había sido una lucha interna de siete meses, fui a terapia por mi rompimiento con él y el divorcio de mis padres.

Quedó en el pasado pero... ¿Cómo pude ser tan tonta?

Me había engañado más de una vez, la popularidad no compensaba la agresión verbal que tenía después de un año de noviazgo. Parecía perfecto y me hice dependiente de un efímero "amor".

- ¿Algo que quieras preguntarme? - Preguntó dejando el tema de lado, lo cuál agradecí internamente.

- Claro, - Dije. -, ¿cuántos romances haz tenido? - Comí de la pasta y sonreí un poco con labios cerrados.

Si el preguntaba de mi vida amorosa, tenía el mismo derecho de devolver una pregunta similar. No, yo no quería saber de Mina... yo quería saber después de ella quién estuvo.

Puso los ojos en blanco con una sonrisa en su rostro, comió un poco y después me miró directamente a los ojos.

- Tres. - Respondió. - Conoces a una de ellas, Katie.

Lo miré sorprendida unos segundos.

- ¿Selena? - Pregunté ladeando la cabeza. Porque si era así... entendía por qué la chica parecía querer matarme con su mirada.

- No. - Dijo riendo. - Francesca.

Con qué la rubia oji verde fue una de las novias de Vlad Tepes, sonreí un poco al pensar que él al final... no fue fiel a Mina, y no lo culpaba, una eternidad solo sería un sufrimiento.

A decir verdad, no creo que ella fuera egoísta para desear... que él llevara un celibato y sufriera en su memoria.

Nadie podía vivir de recuerdos.

- Entiendo ahora lo que dijo.

- No, lo que se refería con flechazo era hacer de cupido, ella tiene su alma gemela ahora... Ella se refería a nosotros. - Explicó.

- ¿Hay un nosotros? - Pregunté con un tono neutro.

Una pregunta que ansiaba escuchar su respuesta, todos hablaban de que era lo mejor pero, ¿él que pensaba sobre todo esto?

Había llegado a París con el objetivo de hacer creer a todos que sí, que teníamos un romance, dar a conocer a su alma gemela y se suponía que era por protección.

Yo podía fortalecer a Vlad, debería estar a su lado y dirigir junto a el. Sí, debería... ¡Pero era una humana no una vampiro!

Todo un montaje.

La Mujer de Drácula #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora