Capítulo 1: Una buena primera impresión

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El día empieza bien, me despierto  con Aerosmith de fondo cantando walk this way, dios así se comienza una mañana de un lunes, si es que es  lunes. Me estiro todo lo que puedo en él reducido espacio en él que estoy, pero ¿Dónde estoy?
Un lejano murmullo  de voces me llega del otro lado de la pared a mi derecha, solo logró distinguir un par de palabras. Estoy en un lugar oscuro y el aire esta enrarecido, intento incorporarme pero mi cabeza choca contra una lona ¡qué demonios! Siento como la neblina del sueño va desapareciendo para dejar paso a la conciencia pero sobre todo  a los recuerdos que me resuelven la pregunta de mi localización. ¡oh, Dios! ¡Me he quedado dormida!
Abro lo más rápido que puedo la cremallera del saco en donde estoy metida  ¿¡Cuando me he quedado dormida!? Dios seguro que fue en el aeropuerto esos imbéciles tardaron un siglo en recoger el equipaje.
Salgo de la bolsa de deportes como puedo, estoy dentro de un maletero  junto a otras bolsas. Me  muevo rápido  no debo perder más  tiempo ¿Cuánto llevo dormida? Busco mi reloj,  que despide una luz azul que me deslumbra. Lo que pensaba ya me han autorizado y llevo media hora de retraso, no puedo perder más tiempo. Justo en ese momento Aerosmith empieza a cantar el estribillo de la canción mientras yo tarareo.
- Walk this way chana nana….
Me giro a la derecha, ya sé que en el coche van cuatro hombres, todos armados. Me muevo rápido como me han enseñado saco con cuidado la daga de doble filo de mi bota sin dejar de tararear .Retiro con ayuda de la daga la cubierta de plástico que separa el maletero con el relleno de los asientos y me preparo, cojo impulso con el brazo y estoy a punto de asestar el primer golpe cuando le prestó atención a la  conversación de los ocupantes del auto.
- Oigan, acabo de hablar con Antón dice que el Turco  acaba de llegar, está en una nave industrial abandonada cerca del puerto de Constanza  con mercancía  que le quema en las manos.- dice uno de los hombres apagando la radio acallando la mejor banda sonora del mundo.
- Um… eso suena bien, iremos para allá en cuanto nos deshagamos   de los paquetes -le responde  otro hombre, lo escucho más alejado supongo que es el conductor.
¡El turco está en la ciudad! Bien, tengo que hacerle una visita  pero antes tengo que terminar el trabajo. Tenía pensado acuchillarlos por la espalda de una manera rápida, limpia y silenciosa pero, no. La canción me ha motivado.

Hoy seré chapucera.

Empujo el haciendo hacia delante  obligando a los dos hombres que están sentados en la parte trasera  del coche a quedarse debajo del  asiento.
Solo les da tiempo a un par de gritos, aprovecho hasta el último segundo del factor  sorpresa que puedo.

Primero le clavo la daga al hombre de mi derecha sin perder tiempo me adelanto un poco más  y degolló al de mi izquierda, al levantar la vista el copiloto me apunta con un arma, menudo iluso, con un simple movimiento se la arrebato  y sin más miramientos aprieto él gatillo.

Solo quedaba el conductor que se dispone a sacar el auto de la carretera cuando saltó hacia delante colocándome encima del copiloto y en menos de un  segundo le pongo   él arma en la sien y la daga en la entrepierna mientras le  susurro al oído.
- Adelante saca el coche de la carretera seguro que con la velocidad que llevamos rompemos el quitamiedos y caemos por  la ladera. Es my probable que los dos muramos o puede que uno se salve, pero ese te aseguro que no serás tú porque antes que pase todo eso te volare los sesos o te perforare la arteria femoral -le miro y continuo - Aun que, queda la posibilidad de que mantengamos una conversación de adultos sin coches volando ni sesos desparramados – digo  mientras le dirijo una mirada al parabrisas lleno de materia gris y agrego - Bueno más de la necesaria.
Al hombre se le van  los colores no sé si por la carnicería a mis espaldas o por mi amenaza lo único que me importa es que ahora encarrila el auto.
- ¿Quién coño eres? – dice mirando de hito en hito a mí y a la carretera.
- Oh tranquilo yo solo soy la mensajera – digo sacando de mi chaqueta un sobre parcialmente cubierto de sangre.
- Oh lamento él estado del sobre la próxima vez te la envuelvo en plástico – digo de manera irónica entregándole el sobre que parece contener algún recipiente cuadrado en él interior.
- ¿Qué es esto?
- No lo sé ¿tu mama no te explicó que mirar la correspondencia ajena es de mala educación? Porque la mía sí.
El conductor coge  el paquete con una mano y lo examino con cautela
- ¿Quién lo envía?
- Ah no lo sé, lo único que sé, es que te lo tenía que entregar y que no debía de haber testigos – digo señalando  los cuerpos de la parte de atrás.
- ¿Y qué hago con esto?
- No lo sé  puedes comértelo, quemarlo, enterrarlo, a mi me trae sin cuidado  lo único que necesitó es que mires aquí un momento.
Digo subiendo la mano donde llevo la daga y apuntándole con él reloj a la cara. El reloj al detectar su cara ilumina el coche con un resplandor azulado.
- Perfecto ya hemos acabado…-  de repente él conductor da un volantazo a la izquierda. la maniobra me empuja hacia la puerta del copiloto manchándome de sangre.
- ¡Pero qué haces imbécil! – le grito apuntándolo con el arma.
- Has matado a mis hombres no te voy a dejar salirte de rositas. –dice, dando otro volantazo al lado contrario  sacando un revólver de su chaqueta  para luego apuntarme.
- Muérete  perra.- dice un segundo antes de  apretar el gatillo.
Reacciono rápido dándole una patada en la mano con que sostiene el arma lo que provoca que la bala salga por el techo dejando un agujero y antes de que el reaccione le tiro el cadáver del copiloto lo que le provoca una formidable distracción  para poder abrir la puerta y salir del coche.

Impacto con la carretera con fuerza siendo mi hombro izquierdo quien recibe todo el daño .Cuando él mundo deja de darme vueltas abro los ojos. Bien ahora evaluación de daños  primero mover las muñecas y tobillos luego piernas y brazos y lo último incorporarme con cuidado. 

Al hacerlo me asalta un dolor horrible por todo el cuerpo y sobretodo en el hombro, me dejo caer de rodillas y intento mover el hombro  provocando un dolor agudo que me recorre como un rayo acompañado de un hormigueo, genial, me he dislocado el hombro. Perfecto y ahora una sesión relámpago de dolor. Me apoyo sobre mis talones mientras cojo un par de bocanadas de aire frio que me tranquilizan.
- Muy bien chica en uno, dos y…- jalo de mi brazo hacia un lado ahogando un grito y  sintiendo  como mi puñetero humero encaja su sitio.

Al terminar me incorporo sujetando el brazo como si tuviera un cabestrillo y miro a mi alrededor, estoy en una carretera solitaria de un paso de montaña rumana alumbrada solamente por la luna llena y a lo lejos distingo los faros del coche del que acabo de caer. Maldito imbécil la próxima vez que lo vea le partiré  las piernas.  

Me  voy a la  izquierda,  luego de esconder el arma entre unos matorrales y volver a colocar la daga en mi bota me  acerco a  un quitamiedos que resguarda un barranco. Al llegar miro hacia abajo y distingo una pequeña ciudad costera  que ilumina las aguas del mar negro.
- Bien será un buen lugar para contactar – me digo a mi misma  cuando él reloj empieza a despedir una luz violeta ¿un mensaje?  , tarda un poco en abrir pero al hacerlo él reloj me muestra toda la información que posee  Hidra del tío de antes, su nombre, su teléfono, su pasaporte por lo menos tres de los que tiene y incluso la agenda de llamadas , lo cual me recuerda la conversación de antes.
- Así que  él turco está en la ciudad. Bueno será mejor que le vaya a hacer una visita a un viejo amigo.

La Anatomia de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora