Prólogo

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Abril de 2005

Al terminar el primer bloque de clases, muchos estudiantes acostumbraban sentarse en los bajos del edificio de su facultad a desayunar, tomar café y conversar acerca de cualquier cosa, como la rara pinta del prehistórico profesor de Derecho Romano o la nominación de Catalina Sandino como mejor actriz en los Premios Oscar. Mientras, Elena caminaba hacia la cafetería con un hambre atroz, de esos que te hacen ser El Grinch, a lo lejos vio a Juan, un joven que le simpatizó desde el primer día, quien a pesar de haberle parecido un poco presumido, le cayó bien porque había encontrado en él a alguien con quien hablar en medio de tantos universitarios despistados, notó que no estaba solo, sin embargo decidió acercarse.

—Hola Juan— dice Elena

—Hola Elena ¿qué cuentas? te presento a Bruno— le dice sin dejarla contestar — ya lo habrás visto en clase ¿no?— Siguió Juan, mostrando interés en su respuesta y obviando a las otras personas que estaban con ellos. A Elena, quien no recordaba haber visto antes a ese chico, le pareció descortés admitirlo, por lo que le contestó de forma natural.

—Hola Bruno, mucho gusto soy Elena.

Bruno, que sí la había notado varias veces le respondió — ¡hola, tú eres la de las medias diferentes!— Dijo riéndose. —te vi en la presentación general. ¿No eres de por acá cierto?

En este momento Elena sintió enrojecer, pues recordó que el primer día de clases estuvieron regalando artículos universitarios como didáctica rompe hielo y ella se ganó una agenda por llevar las medias de diferente color.

— ¡Sí esa soy yo! ¡Y sí soy del norte del país, eres buen observador!

— ¡Aaah! Sólo un poco curioso ¿con que eres costeña?— Dijo Bruno con un tono burlón que no dejó indiferente a nadie en la mesa, mientras la miraba de forma despectiva.

A Elena no le gustó ese comentario, además de parecerle que el chico era un imbécil debido a su actitud.

— Sí y no le veo la gracia, ¡es normal! —dijo en tono agresivo, y en ese momento ese chico flaco, alto, de dientes grandes entró en su lista de personas No favoritas.

— ¡Malditos costeños! —Dijo Bruno mientras soltaba una carcajada estruendosa — así es como les dice la gente— trató de excusarse.

A Elena le pareció el comentario más tonto de la historia y se despidió rápidamente de Juan, dejando al tipejo que se quería hacer el chistoso con la palabra en la boca, pues consideró que ni siquiera merecía una respuesta.

Después de haber conocido al tipo de los chistes despreciables, Elena notó que, para su desgracia, tenía el horario casi completo con las mismas clases a las que él asistía, y no tardó mucho en darse cuenta que era parte del grupo de compañeros que se reunían a conversar, lo que no provocó en ella ninguna reacción agradable, sin embargo aprendió a tolerarlo y a afinar su puntería para cuando salieran los comentarios desagradables. Sus reuniones se convirtieron poco a poco en un vaivén de sarcasmos y retos de parte y parte, un juego de egos en los que se tomaban el pulso con cada encuentro.






Hola chicuelos y chicuelas ... ando en plan re-edición... y por la misma razón encontraran cambios en los capítulos, algunos son sutiles, otros son más drásticos... espero les gusten ¡y me lo hagan saber! 


Al Calor del InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora