Enamorada de Tsukishima

Uno

Hitoka detestaba la hora del receso.

Gracias a su timidez, carecía de amigos con quien hablar, así que, usualmente, durante la hora del receso, se retiraba a la azotea para leer manga o se quedaba en el salón de clases escuchando música. Sin embargo, en días como el de hoy, donde había olvidado su manga en casa y sus compañeros hacían más ruido de lo normal, Hitoka optó por caminar por los pasillos menos transitados del Karasuno mientras escuchaba música. En ese momento, sonaba "Always with me".

La rubia detuvo su paso al darse cuenta de que estaba en aquel pasillo donde había tenido aquel pequeño incidente con el chico de los lentes. Después de ese encuentro, Hitoka decidió investigar un poco más acerca de ese chico.

Kei Tsukishima, estudiante de primer año de la clase cuatro, formaba parte del club de voleibol de la escuela. Su único amigo era Tadashi Yamaguchi, y las pocas veces que Hitoka lo había visto durante la semana, siempre lo notaba con el ceño fruncido o una sonrisa cínica en su rostro. Ahora, no solo le parecía atractivo, sino también curioso.

—Disculpa —la llamó una chica de cabello negro oscuro que caía apenas por debajo de los hombros. También llevaba gafas y tenía un lunar en el lado inferior izquierdo de la barbilla. Era probablemente una estudiante de tercer año—. ¿Eres Hitoka Yachi? —preguntó.

—Sí, soy yo —respondió Hitoka, quitándose los audífonos.

—Soy Kiyoko Shimizu, de tercer año, pertenezco al club de voleibol de la escuela y estoy buscando a alguien de primer año para que me sustituya en el club ya que pronto tendré que retirarme del club, y quería preguntarte si estarías interesada en ser parte del club.

—¿Yo? —preguntó Hitoka, señalándose a sí misma. Kiyoko asintió sonriente, y la rubia de pelo corto comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos—. Para ser honesta, soy pésima en los deportes —explicó—. Y hablar con las personas... —susurró con tristeza.

—Soy la manager del club de voleibol masculino —aclaró Kiyoko.

—Emm... ¿Shimizu-sempai? Me siento muy halagada por tu propuesta, pero no estoy segura de si debería unirme a algún club —la rubia estaba sumamente nerviosa, le costaba hablar.

—¿Es por lo de "hablar con las personas"? —preguntó divertida Kiyoko, sorprendiendo a Hitoka, quien pensó que no la había escuchado—. Antes, yo tampoco tenía experiencia en voleibol o en ser manager. No creo que a todos les guste todo antes de empezar a hacerlo. No necesitas una voluntad fuerte o un motivo noble para hacer algo. A veces, comienzas por capricho y termina siendo importante para ti. Para empezar, creo que necesitas algo de curiosidad.

Hitoka no pudo evitar pensar en Kei Tsukishima. Sentía curiosidad por él y quería saber más, pero era algo prácticamente imposible, ya que no estaban en la misma clase. Ella estaba en la clase cinco y él en la cuatro, pero si aceptaba ser la manager ambos estarían en el club de voleibol de la escuela. Si ella aceptaba, podría estar con él, aunque tal vez nunca hablaran o ni siquiera se vieran. El solo pensar en estar cerca de él la hacía feliz por algún extraño motivo.

—¿Podría intentarlo? —su respuesta sonó más como una pregunta, gracias a su inseguridad.

—¿En serio? ¡Qué bueno! —exclamó feliz Kiyoko, tomando las manos de Hitoka—. Después de clases, vamos al gimnasio, ¿de acuerdo? —comentó la pelinegra feliz mientras se dirigía a su respectivo salón de clases.

"¿Qué acabo de hacer?", pensó Hitoka algo asustada pero feliz.