—¿Estás bien?— escuché una voz masculina.
Sentía un dolor de cabeza inmenso.
—Al menos estas intacta, no hará falta que te lleve al hospital, me alegra que hayas despertado.
Lo miré bien, esos ojos...que brillaban por la luz.
Tan verdes, tan lindos, y para ser sincera... Él no quedaba atrás con lo lindo.
—¿Qué sucedió?—pregunté confundida.
—Bueno, yo estaba en mi auto, y alguien se cruzó en el camino, y eras tú, no frené a tiempo, perdón.
Me ayudo a levantarme.
—No te preocupes—suspire.
—¿Te sientes bien?, estás pálida—acarició mi mejilla.
—Sí, estoy bien.
Una lágrima salió, no pude evitarla.
—¿Qué pasá? ¿problemas?—preguntó él.
—Sí... —suspiro— bueno, ah sido un gusto, yo me ire a casa.
—¿Acaso estás loca?
—Demasiado—Sonreí.
—No puedes ir a tu casa en estas condiciones—me miró de pies a cabeza.
—¿De qué hablas? Yo estoy bien.
—Sube a mi auto, mi casa es grande y estoy solo... Me gustaría una compañía aunque sea una noche—sonríe.
—No te pases.
Abrió la puerta del auto, dudé en subir... Pero bueno, sólo lo hice.
Las calles estaban vacías, era increíble.
—A veces salgo a caminar sin rumbo alguno—comienzo a hablar sola.
—¿Qué dices?—pregunta aquel chico confundido.
—Nada, no he preguntado tú nombre ¿cómo te llamas?—lo miré a sus ojos verdes.
—Noah.
—Yo soy Emma un gusto...
***
—Adelante.
Me dijo Noah para que pasara a su casa, era grande... Espaciosa, entré y él me seguía atrás.
—Mi casa es tu casa.
—¿Como crees? No, yo no soy de esas tipas interesadas solo acepté tú cordial invitación.
—Ya veo que no eres de esas tipas—se acerca a mí—eres más linda—agarró mi rostro con delicadeza, sus manos eran suaves.
Algo anda mal acá.
Se acercó a mi boce eh intento besarme.
—¿Qué haces?—lo empujé brusco.
Algo malo va a pasar.
Fue mi error confiar.
Que estúpida soy.
