Solo escuchaba ese horrible e incesante ruidito de la máquina.
¡Apagenla ya! .
Quería seguir durmiendo. ¿Por qué no lo entendían?.
Un dolor punzante hizo levantarme doblándome por la mitad.
Otra vez no. ¡Otra vez no!.
Traté de gritar con todas mis fuerzas pero salió mas como un chirrido desgarrador.
Busqué el maldito botón que llama a la enfermera pero no llegaba. Me estiré un poco más y todo se volvió negro.