Capítulo uno.

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Should I give up

Or should I just keep chasing pavements

Even if it leads nowhere

Or would it be a waste

Even if I knew my place

Should I leave it there?

Should I give up

Or should I just keep chasing pavements

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Había descubierto que caminar sola por Los Ángeles era uno de sus mayores placeres, sobre todo cuando salía del trabajo y la temperatura fuera no era demasiado calurosa como para tener que coger el metro porque odiaba la manera que tenía el sol de abrasarle la piel. Aquel era uno de esos días en los que Beca Mitchell podía caminar tranquilamente con la única compañía de sus auriculares y la radio a todo volumen, lo que se había convertido en un método infalible para acallar sus pensamientos durante unos minutos. Desgraciadamente, en aquel momento, no era un método tan infalible como pensaba.

    No había tenido una buena mañana en el trabajo y le fastidiaba tener que pensar en qué le diría a su compañera de apartamento cuando llegase a casa tan temprano, así que repasó mentalmente las palabras que utilizaría para iniciar la conversación con Amy. Tenía que tener cuidado, porque su amiga australiana era experta en exagerar las cosas siempre que tenía la oportunidad de hacerlo y sin duda, aquella era la oportunidad perfecta. Si por Beca fuese, entraría en el apartamento y se encerraría en su habitación con el portátil sobre las piernas y uno de sus mixes a todo volumen, después se quedaría dormida y cuando se levantase quizás el malestar se le habría pasado un poco, pero no podía hacer eso cuando compartía apartamento con la persona más increíblemente pesada del planeta. Era uno de los "contra" de convivir con alguien como Amy, si de por sí el apartamento era pequeño para dos personas, el espacio personal de Beca quedaba reducido a la nada cuando la australiana andaba cerca. Con el tiempo, Beca había aprendido a lidiar con la forma de ser de su amiga, al principio intentó limitarla, poner unas normas entre ambas para que ésta fuese capaz de respetar al menos su espacio personal, pero sin saber cómo, Amy había conseguido romper esos límites con su extremada personalidad sociable y extrovertida. Beca ya sabía a qué atenerse cuando ésta le propuso compartir apartamento con ella en Los Ángeles. Dios, por supuesto que sabía a qué atenerse; había compartido habitación con Amy desde el segundo año de Universidad en el campus de Barden. Pero entonces las cosas eran distintas, la casa en la que Beca y Amy vivían (con otras ocho personas, todo hay que mencionarlo) era demasiado grande y espaciosa y el apartamento que ahora tenían en común era como un pequeño garaje en el que no cabía ni un alfiler más. Beca no necesitaba nada más para vivir, por supuesto, pero sí que echaba de menos un mínimo de espacio, sobre todo en momentos como aquel, en los que sólo deseaba un poco de tranquilidad y soledad en su habitación, un instante para poder aclarar sus pensamientos, algo que sabía, Amy no le permitiría. En cuanto entrase por la puerta del apartamento, la australiana se levantaría alarmada porque era completamente inusual que Beca llegase a esa hora del trabajo, y la ronda de preguntas por parte de Amy saldría disparada por su boca sin ningún tipo de piedad. Siempre era el mismo proceso, Beca resoplaría, intentaría encontrar las palabras adecuadas, algo imposible porque la mirada acusadora de Amy se clavaría en sus ojos y se pondría nerviosa, y al final acabaría diciéndole toda la verdad, lo que conllevaría a una exageración monumental por parte de la australiana; así era ella, hacía un castillo de un grano de arena. El problema era que para Beca, aquel tema ya tenía el tamaño de un castillo, y eso era lo que más miedo le daba.

You're weird, i like you (Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora