Única parte.

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La noche era fría, las medias se deslizaban por su piel tan delicadamente que casi ni sentía el rose de estas. Se vio al espejo una vez más. Brillo dorado por sus pómulos, labial rojo perfectamente aplicado y delineador rodeando sus ojos; haciéndoles lucir más salvajes.

Sonrío para sí mismo. Pero no era una sonrisa de felicidad. Estaba lleno de melancolías y recuerdos que lo destrozaban cada vez un poco más.
Le sabía amargo si quiera sonreír. Se daba asco cómo persona. Le daba asco todo lo que había hecho.

Escuchó su nombre ser anunciado de nuevo y suspiró. Era una noche especial; lo iban a vender.
Salió de su zona, las pisadas sonaban por todo el pasillo, estaba muy nervioso.
El escenario estaba iluminado por tenues luces doradas que hacían contraste con el conjunto negro que llevaba puesto, sus piernas cubiertas por delicadas y casi transparentes medias negras las cuales eran detenidas con ligeros, las bragas de encaje se amoldaban muy bien a sus caderas, abrazando la tersa piel de esta; podía hacer perder la cabeza a cualquiera.

La música comenzó y cerró los ojos, dejándose caer sobre sus rodillas lentamente. El ritmo lo envolvía haciéndolo moverse con delicadeza y sensualidad sobre el suelo. Amaba la atención, amaba todas las miradas sobre él, amaba tener el poder.

Sus delicadas manos se paseaban por todo su cuerpo, se levantó lentamente del suelo y lo vio. Ahí estaba el de nuevo. Su puta sonrisa, la sonrisa que le hacía estremecer.

Todos los pensamientos estaban nublados, sus manos se aferraban al frío metal del tubo en el que se mecía de una manera sensual y elegante. Sus miradas se encontraron una vez más. Pupilas dilatadas y labios entre abiertos; jamás tendrían suficiente del otro.

Cuando la canción terminó la subasta terminó con ella, Louis estaba agitado, su dueño sería nada más y nada menos que Harry Styles. Sus ojos picaban, quería llorar, destruir todo, quería huir de ahí. La sonrisa cínica del ojiverde le daba nauseas.

Caminó a paso lento hacía el, le daban ganas de vomitar solo con tenerlo cerca. Sus ojos estaban perlados en lágrimas mientras Harry lo dirigía al coche. Sabía que iba a sufrir, lo sabía perfectamente.

Los minutos volaban y el camino se hacía eterno, se había guardado todas las lágrimas, su mente estaba en blanco, solo se dedicaba a observar los altos árboles que rodeaban la autopista y lo oscura que estaba la noche.
Por fin llegaron. Una cabaña, caminó hacia ella con el ojiverde a sus espaldas. No pensaba en nada, no se dio cuenta cuando habían llegado a la habitación.

-Es un gusto volver a tenerte, bonito.-La voz ronca resonó en sus oídos, podía escuchar el aire afuera moviendo las hojas de los árboles, la tenue música que sonaba bajo envolviéndolos en una atmosfera llena de miedo y lujuria, también podía escuchar la respiración agitada de su amante y como este mismo desabrochaba su camisa lentamente.

Podía sentir la mirada de Harry quemar sobre su piel. Sus ojos se cerraron al sentir las rasposas manos de Harry sobre su piel, sus toscas caricias lo hacían perder la cabeza.
Los jadeos se hicieron presentes. Húmedos besos sobre su cuello lo estaban volviendo loco; hace mucho tiempo no se sentía así. Las manos de otro le recorrían mientras sus labios se paseaban sobre su cuello, besando, mordiendo, succionando.

-Eres un asco.-Soltó con voz áspera, jadeando.-Te odio.-Sollozó mientras sentía una mordida más fuerte en su cuello, la sonrisa de Harry se ensanchó.-Muérete.

-No puedes escapar de mí.-Los largos dedos del otro acariciaban con delicadeza su rostro, para luego tomarlo con fuerza del mentón.-Jamás escaparás de mí, así que no lo intentes.-Gruñó recargándolo en la pared, Louis gimió suavemente al sentir la erección del ojiverde contra su cadera.- Porque te buscaré, te encontraré, y te haré mío nuevamente.

Gorilla《L.S》《OS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora