Un chico de cabellos castaños, algo raros a decir verdad, despertaba una mañana con su típica cara de querer quedarse pegado a la cama toda su vida. Era hora de alistarse y tener que encontrarse con aquellos tipos de clase que tan irritantes eran, aguantarse las ganas de aventarse del tercer piso del plantel escolar y también evitar matar a uno de sus más irritantes conocidos, la persona más idiota que pudiese haber conocido. Ocultar sus brazos con heridas hechas por nada más que su mano y una navaja bien afilada. Seguía siendo cobarde, no podía completar su deseo de no volver a despertar. A pesar de todo eso, había algo bueno; Él. Aquél chico de cabellos tintados de un tono durazno claro, aunque en la raíz poco a poco se notaba su color natural; el negro. Ojos naturalmente color miel, piel blanquecina y cuerpo hermoso. Esa persona que le ponía los pelos de punta con tan sólo sonreír, pero también le hacía sentir un poco más vacío al saber que no tenía ni una oportunidad con Hiura. Exacto, ese es el nombre del chico guapo. ¿Quién se fijaría en un enano con ojos defectuosos, que tiene que cubrir su "deformidad" con lentes de contacto de amarillento tono? ¿Alguien con ojeras? ¿Sumido en la depresión? ¿Tan patético como para no poder avanzar por si mismo? Nadie, absolutamente nadie querría relacionarse con una persona de baja autoestima que, tarde o temprano, terminaría haciéndole daño a alguien aunque no fuera intencional. Después de pasar veinte minutos pensando en todo lo anterior, mirando como un retrasado hacia un punto indefinido de la habitación, un grito molesto de su madre le sacó de su "profunda reflexión" y lo hizo levantarse, amenazándolo con llamar al loco de su padre para que le diera una buena golpiza. Caminó con pereza hasta el baño, donde se tomó una ducha, cepilló sus dientes y empujó a su hermano mayor para que dejase de acaparar el espejo. No arregló demasiado sus cabellos, ya sabía bien que tarde o temprano terminaría hecho un caos debido a su eterno odio hacia el gel para cabello. Una vez estuvo uniformado con la asquerosa vestimenta escolar, bajó a desayunar e ignoró cualquier palabra que le dijeran.
Pasada casi una hora, salió de casa con su mochila y ya completamente listo para vivir otro desastroso día, uno en el que ya tenía la rutina pensada. Llegar, sentarse, esperar a la salida y espiar a Hiura en los vestidores, ya que este chico practicaba atletismo y realmente no se veía nada mal sin camisa y todo mojado. ¿Acaso era un pervertido? Seguramente, pero eso a nadie le importa, a nadie más que a él.
Al parecer, algo inusual pasaba por su mente ese día, ya que la rutina comenzó algo "mal", alguien la cambió con un simple..
– Hola, ¿Cómo te llamas?

ESTÁS LEYENDO
Toma mi sangre y lágrimas, por favor.
RandomEs la segunda vez. ¿Diferencia? Le quité la crueldad a esto, por que se me hizo muy culero ver un asesinato, un suicidio y a una persona cayendo en la eterna depresión <3. Jamie Laureth, es de ese tipo de persona que no tiene nada más que hacer q...