Un día del cual no quiero acordarme circulando por una carretera comarcal con una nubosidad muy apreciable, mirando por las ventanillas del vehículo, apreciando la gran concentración de agua en suspensión por motivos de seguridad de la patria mirando por el parabrisas de repente se aprecia una sombra oscura en medio del parabrisas a una distancia aproximadamente de treinta metros por motivos de seguridad y de instinto saque el pedal derecho de gas y presioné con fuerza el pedal izquierdo y dicho vehículo accionó el abs parando inmediatamente su recorrido.
Desapareciendo dicha sombra apreciando dicho conductor que no se produjo ningún sonido de golpe a continuación pensando que había sido la mujer de la curva echo mano del freno de mano saliendo precipitadamente del vehículo observando a un metro del vehículo un precioso bóxer con la lengua afuera baboso mirándome con tristeza y agradecimiento al mismo tiempo mostrando su indiferencia hacia mi persona y mi vehículo alejándose pausadamente como pensando: " esto no tiene importancia" A continuación para crepitar dicho acontecimiento eche la mano al bolsillo del pantalón sacando el móvil y procediendo nervioso a efectuar una serie de fotos a dicho perro.
A continuación procediendo a introducirme en el vehículo continuando mi recorrido hasta mi lugar de destino y pensando en lo sucedido y reflexionando la conclusión de que dicho animal estaba en medio de la calzada esperando su inminente suicidio por la tristeza que mostraba en su rostro y la indiferencia de no haber sido atropellado.
Llegando a mi destino con esos pensamientos procedí a comentar dicha experiencia con personas que pudiesen ayudarme o aconsejarme.
Inesperadamente mi hermana como siempre metió la pata donde la mete siempre hayando la solución perfecta, llenando un cubo de agua y comunicándome que teníamos que ir a buscar al perro para cerciorarnos de su buen estado de salud. Cogiendo nuevamente el vehículo procedimos a desplazarnos al lugar de los hechos. Comentando por el recorrido lo sucedido una y otra vez, y llegando al lugar de los hechos el perro brillaba por su ausencia. Despejada ya la nubosidad del paisaje pudiéndose apreciar a lo lejos granjas agrícolas y sacando la conclusión de que pertenecería a esas granjas. Con nuestra voluntad y buena fe procedimos a acercarnos a dichas granjas observando que la mayoría de ellas tenían perros de raza bóxer. Y a lo lejos apreciamos una crim cuidada y torda distinguiendo inmediatamente un animal de cuatro patas con altura superior a la de un perro deduciendo que sería un equino de raza española.
Asuvera un lindo burrito de pelo corto y bien peinado y cuidado acercándonos a la valla que nos separaba de dichos animales procedimos a llamarlos y acudieron raudos y veloces a saludarnos. Les acariciamos suavemente mostrando ellos agradecimiento y procedimos a tomarles una serie de fotos y dándoles un premio; un caramelo del Santander.
Habiendo transcurrido un tiempo prudente observamos a lo lejos el inicio del ocaso y pensando en regresar al hogar.
Realizada parcialmente la misión que nos habíamos puesto, volvimos a nuestros respectivos domicilios pensando constantemente en dichos animales.
Al día siguiente levantándose el alba, para poder encontrar a los pastores que madrugan cada día para preguntarles si sabían de quién eran dichos animales y después de innumerables indicaciones de dónde estaría posiblemente dicha granja, dichos pastores del pueblo me comunicaron que el caballo se llamaba Yslenio cuyo dueño se llamaba señor Laureano jubilado de la mina que poseía dicha granja con gallinas algunas ovejas dicho caballo y burrito para su deleite personal y hobble.
Pensando para mí ponerme en contacto a él para solicitarlos si podía hacer fotos y la posibilidad de montarlo de vez en cuando.
No se olviden de la suscripción para saber el desenlace final de dicha historia.
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El buscador de perros que hablaba con los caballos
Short StoryRelatos rurales de un chico de ciudad