- Papá ! Te dije que compraras aquel jugo en la última parada! - le reprocho su hija quien estaba en el asiento de copiloto desde hace más de 5 horas. - Pero si es el que te acabas de tomar hace un kilómetro atrás! - le respondió su padre con tono de burla- -Pues debimos comprar más! Falta mucho para llegar?
Ella no era la única que estaba cansada, habían partido por la mañana y tras tres paradas para ir al baño y comprar algo para comer ya se habían pasado la mañana y media tarde en camino. Al Doctor Graham lo habían transferido del hospital principal al pequeño o talvez ya desarrollado pueblo de Beacon Hills, no podía estar muy seguro de eso, el no había vuelto a este lugar desde que su esposa empezó a enfermarse y su pequeña hija tenía solo 5 años.
-Cariño, despierta. - le dio pequeños empujones para despertarla sin búsquedad - Despierta, que ya llegamos.
La chica sin esperar un segundo más, abrió los ojos como si fuese a llegar tarde el primer día de clases y sólo tendría segundos para arreglarse, algo común en las adolescentes, bajo del auto emocionada. Miró cada detalle de la fachada de la casa y le encantaba, miró a su padre con una gran sonrisa.
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-El camión de la mudanza, se nos adelanto, ayúdame con las últimas cajas, cariño. - le pidió su padre, quien ya cargaba dos cajas de cartón - -Claro que sí papá. - la chica obediente se subió al camión de mudanza , las últimas cajas estaban al costado- -Necesitas ayuda? - escucho la voz de un chico, se volteó rápidamente y se le hizo conocido - soy Stiles - entendió la mano, mientras estaba apoyado al vote del camión - vivo a dos casas de aquí
- si... Te recuerdo! - dijo ella- solíamos ir a jugar juntos cuento niños. - Stiles sonrió y de un salto estaba arriba con ella, sin permiso tomó dos cajas- pensé que no me recordarias, has cambiado mucho. - Es genial tener a alguien conocido. -Veo que ya se encontraron. - llegó su padre con un hombre con uniforme policial-
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- Stiles, te estaba buscando hijo. - sonrio su padre, en realidad, el estaba como la chica lo recordaba, tal vez solo el puesto había cambiado, antes recordaba que veía pasar de vez en cuando al padre de Stiles en un auto policíal. Haciendo rondas por el pueblo, ahora era el gran sheriff de todo el lugar, y la placa en su pecho y el apellido Stilinski resaltaba en el uniforme .
Ya había tocado la noche y los Stilinski habían sido muy caballerosos al ayudarles a bajar y acomodar todas las cajas, al mismo tiempo los invitaron a cenar en un lugar a unas cuantas calles de ahí, no se hicieron de rogar y aceptaron.
