Hermione caminaba decidida por los pasillos del colegio. Hagrid le había encomendado la tarea de buscar algo para Ron. Un dulce o lo que sea para que el horrible sabor de los caracoles cese en su boca.
Por su parte, a Hermione casi le da un ataque en el momento en que Ron estaba a punto de conjurar a Draco Malfoy.
Empuñado su varita, uno de sus mejores amigos, y al otro lado, su...bueno, quien sabe.Con la cabeza empeñada en problemas y preocupaciones, al fin llegó a la enfermería.
Madame Pomfrey la ayudaría, pues nunca había leído nada en algun libro sobre qué había que hacer en tales situaciones.Abrió las puertas de la enfermería que tras un suave empujón cedieron con un leve sonido.
-Señorita Granger-dijo la enfermera con ímpetu-¿Qué la trae por aquí?
-Disculpe las molestias, pero mi amigo Ronald Weasley ha sufrido un percance y necesito de usted.
-Lo que sea
-Pues, se está recuperando de haber escupido caracoles durante media hora y requiero que me diga de algo que pueda servirle para ayudarlo a sacar todos los sabores horribles que tiene en su boca.
-¡Por Merlín! ¿Quién lo hechizó?
-Ehhh...estábamos en la práctica de Quidditch y hubo un enfrentamiento entre Gryffindor y Slytherin. La varita de Ron está descompuesta y se contrahechizó él mismo.
-Bueno, te recomiendo que le des esta poción-dijo entregándole una botellita de no más de 7cm y de un color carmín-y ve a las cocinas y píde unos dulces, con eso se le pasará.
-Muchas gracias
La castaña salió de allí rumbo a las cocinas, apretando con firmeza la pequeña botellita en su mano.
Ni bien salio vió a Malfoy recostado por la pared frente a la enfermería con cierta elegancia y descuido al mismo tiempo, con las manos en los bolcillos.
La castaña ni bien lo vió, rodó los ojos y no detuvo su andar.
-Ey, Granger ¿dónde vas?-preguntó el Slytherin-No te interesa
Él la alcanzó corriendo y se puso frente a ella.
-¿No crees que si no me importara no lo preguntaría?
-¿Cómo pudiste reirte cuando Ron se hechizó?
Él sonrió-¿Por eso estás tan enojada?
La castaña se cruzó de brazos como respuesta.
-Me llamaste Sangre Sucia
-Ya acordamos que lo hiba a hacer, te lo dije ayer.
-Sí, pero después de mandé una carta diciendo que no lo hagas. Que esperaríamos el momento al que yo me adecue a la frase.
El ojigris le quitó un mechón de cabello que le cayó en la cara y se lo colocó detrás de la oreja.
-Lo siento ¿okay?, sí, recibí tu carta anoche. Pero se me escapó, o sea, las apariencias deben continuar Hermi. Si no te insulto, y tú a mí. ¿Dónde crees que quedará nuestra reputación?
-Draco, te he dicho cientos de veces que no me llames Hermi-dijo la gryffindor-y ¿cómo puedes decir que se te escapó? Pudiste haber causado una gran pelea, pudiste salir herido.
-¿Yo, herido en una pelea? Soy Draco Malfoy. Aunque me hubiera encantado ver tu cara y el regaño que le hubieras dado a Weasley diciendo que "la violencia no es la solución de los problemas"-dijo tratando de imitar su voz
-Es cierto. Draco, tú pudiste ser quien estaría escupiendo caracoles ahora mismo
Draco rió mirando la botellita carmín.
-¿Tan mal quedó el pobretón?
-Sabes que detesto tu forma de dirigirte a mis amigos
-Lo siento, pero es a Weasley a quien deberías darle esta charla, Hermione. Él fue quien recurrió a la violencia y mira lo que le pasó.
-¿Cómo estás tan despreocupado?
El rubio se acercó un paso más
-Te recuerdo, mi castaña. Que tus amigos me importan tres ramitas de valeriana. Tú eres la única que me importa, los demás se pueden ir al infierno.
Hermione dejó escapar una sonrisa tímida pero pronto la borró-Debo llevarle esto a Ron, pero no creas que la conversación termina aquí. Nos veremos pronto para hablar.
-Yo estaré encantado. Cuando quieras, estoy para tí.
Y con eso, cada uno se fue por su lado. Cada uno con una sonrisa en el rostro. Cada uno pensando en el otro.