Allí frente a mí con una sonrisa tímida y sus mejillas sonrojadas, se encontraba “El asesino de cámaras”, traía una camisa blanca en cuello V, con unos jeans y sus tennis. Sus ojos azules brillaban, la verdad me deslumbro.
- Buen día –me dijo y se acercó para besarme en la mejilla, yo me retiré un poco y entré al camarote para tratar de quitarme lo rojo de las mejillas. Entré al c...uarto y luego puse mi mano en la frente, me arrepentí de haberme zafado de ese beso que… en un momento deseaba. Suspiré y luego salí con una extraña sonrisa en la boca.
- Sí, iremos a desayunar y luego estaremos en la cubierta. Niall y yo le enseñaremos algunas canciones solamente–le dijo Zayn a mi padre.
- ¿Nos vamos? –pregunté y él asintió.
- Hasta luego señor Flynn –dijo Zayn y mi papá lo despidió con un apretón de manos.
Caminamos lentamente y al pasar por mi camarote entré corriendo y saqué el estuche de mi guitarra. Salí apurada y al salir de mi camarote, él dio vuelta a la izquierda.
- ¿A dónde vamos? El elevador está por allá –dije señalándolo. Él sonrió y siguió caminando, no pude evitar seguirlo. Cuando llegamos a la puerta, metió su llave y al entrar noté que había una mesita con mucho pan y además jugo de naranja, mi desayuno preferido siempre habían sido los hot-cakes con plátano y fresas con miel. Allí había todo para prepararlos. Lucían deliciosamente ricos. Sonreí y luego lo miré a él.
- Zayn –mencioné sorprendida.
Puse mi guitarra en el suelo y él estaba observándome. Me acerqué a él y no pude evitar abrazarlo. Lo quería abrazar. Rodeé su cuello con mis brazos y él mi cintura con los suyos.
- Gracias, en verdad te esfuerzas por agradarme y lo estás logrando. Aunque no necesitabas prepararme mi desayuno favorito para eso.
- No lo hice por agradarte, lo hice por que quería hacerlo. Ni siquiera sabía que era tu desayuno favorito –dijo dándome un beso en el hombro. Sonreí apenada. Lo apreté más hacia mí.
- Ven –dije y le puse las manos en sus mejillas, él me miró un poco alarmado y luego me acerqué a él. Conforme la distancia se iba cortando él más abría los ojos y sus labios temblaban. Le di un pequeño y tierno beso en la punta de la nariz y él rió.
- ¿Esperabas algo más? –pregunté aún cerca de él. Sonrojado a más no poder, él agachó la mirada. Lo solté y me acerqué a mi silla. Él se sentó frente a mí y comencé a preparar mi desayuno. No decíamos nada simplemente comíamos. Lo miré comer y era bastante tierno, parecía un lobo hambriento. Incluso le dí algunos de mis hot-cakes, pues él ya se había terminado los suyos.
- Zayn, dime qué más te gusta hacer a parte de estar en la banda… -dije curiosa. Él sonrió y alzó las cejas, me sonrojé –además de eso también –dije tomando un poco de jugo.
- Pues suelo jugar futbol, jugar con mis amigos, estar con la familia, mírame un poco a los espejos… y un poco de todo. Hacer mis propias mezclas y así…
- Vaya –dije sorprendida.
- ¿A ti que te gusta hacer? –preguntó.
- Pues, suelo tomar muchas fotografías y… tocar guitarra, dibujar, bailar, me gusta mucho bailar –él rió- En serio, soy buena.
- ¿De qué tipo de música bailas? –preguntó.
- Bailo de todo, me gusta el Hip-Hop y también la salsa o el merengue –dije encogiéndome de hombros.
- ¿_________, la ruda, baila eso? –dijo bastante sorprendido.
- Tengo mis ratos en los que me sorprendo de mi misma –le sonreí y él también lo hizo- ¿Tú bailas? –pregunté interesada.
- Sí, pero música con ritmo un poco más acelerado. Algo electrónico y así… -dijo comiendo más de mi comida. Partí de mi hot-cake y le di un poco con mi tenedor. Él entrecerró los ojos y luego abrió la boca, le di y él gustoso rió, me dio mucho gusto ver esa sonrisa pues por extraño que parezca se encogieron sus ojos- Siempre quise hacer eso –dije. Cuando terminó de masticar me respondió.
- ¿Qué cosa? –dijo limpiándose la miel que tenía en los labios.
- Darle de comer a alguien en la boca –dije riendo. Él entrecerró los ojos.
- ¿Qué tiene de interesante?, ¿nunca le diste a un bebé? –preguntó.
- No… de eso se encargaba mi madre –dije comiendo un bocado.
- Por cierto, no la he visto, ¿se quedó en casa? –dijo inocentemente. Yo tardé mucho en responder, me era difícil hablar de ella. Ella era la única que me entendía y no me regañaba cuando no me lo merecía, la única que le explicaba a mi padre cómo decirme las cosas, la única que me apoyó cuando no quise estudiar Biología Marina. Había tenido una muerte ridícula.
- No… -traté de disipar el nudo de mi garganta- ella falleció hace dos años.