twenty two

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Harry se encontraba junto a Lorenzo, su única compañía familiar en medio de aquella fiesta de alta sociedad. Mientras Lorenzo revisaba la lista de tragos y bebidas con una calma casi ritual, el joven de rizos oscuros intentaba disimular la mezcla de nerviosismo y emoción que lo invadía. Esta sería apenas su segunda vez bebiendo, y como en la primera, se vería obligado a confiar en el criterio de otro para elegir su bebida. Lorenzo, con su aire de seguridad y experiencia, parecía ser la elección ideal para guiarlo en ese pequeño ritual de iniciación.

Mientras Harry observaba en silencio, Lorenzo finalmente rompió el mutismo que los envolvía.

—Bien. Será una ronda de chupitos para dos, por favor —dijo el castaño con una voz firme al barman, antes de girarse hacia el joven con una sonrisa cómplice— le sacaremos el mayor provecho a que son gratis, pero te prometo no ir muy rápido con lo que beberemos.

Harry no pudo evitar reírse ante la naturalidad con la que Lorenzo manejaba la situación. Aunque había algo en la forma en que lo hacía sentir, una mezcla de seguridad y excitación, que no podía pasar por alto.

—Estás demente —comentó entre risas, negando con la cabeza mientras se acomodaba en un taburete al lado de la barra— pero como dijiste, debo aprovechar mi juventud para incursionar en este mundo. Al menos hasta descubrir qué cosas no son para mí.

La ironía de sus palabras no pasó desapercibida para él. Sabía que, en teoría, el hecho de beber alcohol no debería ser un logro, pero a sus dieciocho años, esas consideraciones le parecían lejanas y hasta aburridas. Quería explorar, experimentar, vivir su adolescencia de una manera que le había sido negada hasta ahora. Y si eso implicaba atravesar malos momentos que luego se convertirían en valiosas lecciones, estaba dispuesto a enfrentarlos con la misma intensidad que un muchacho de su edad debería tener.

El barman, un hombre de mediana edad con una expresión neutral, colocó los chupitos frente a ellos. Los seis pequeños vasos de cristal, llenos hasta el borde, brillaban bajo las luces del salón, prometiendo una experiencia intensa y probablemente inolvidable.

—Beban de forma moderada, son fuertes —advirtió el barman con una mirada que delataba cierta preocupación, como si quisiera proteger a los dos jóvenes de los posibles excesos.

Lorenzo y Harry intercambiaron una mirada que hablaba de complicidad, pero también de cierta expectación. Tres chupitos para cada uno no parecía una cantidad excesiva, pero el hecho de que ninguno de los dos fuera un bebedor experimentado añadía una capa de incertidumbre a la situación.

the auction (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora