Porque no obedeces (1/1)

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—¡es que no entiendo por qué me haces esto!—preguntó entre un sollozo y movió los pies un poco, de forma acompasada en el filo de la terraza y luego se limpió las lágrimas con fuerza de sus ojos porque sinceramente hasta para llorar tienes que ver bien a tu "víctima".

—No entiendo qué te pasa.—insistió en un quejido un poco más bajo pero las lágrimas le corrían por las mejillas con igual intensidad antes de comenzar a hipar con la mano en el pecho. Ya sabía que no podía llorar tanto, lloraba muy mal y siempre terminaba con el rostro hinchado, desde incluso acabado de nacer.

—¡Pero tú eres el único que me quiere!— sus ojos negros le miraron húmedos y sus mejillas tan rojas le parecieron que iban a estallar de un momento a otro y sin embargo se negaba a ceder.

—Eso es mentira y lo sabes.—Le interrumpió por un momento pero aquello no dio mucho resultado pues de inmediato volvió a con más "pasión".

—No tienes por qué hacerme esto.—le dijo en un último y desesperado intento y a su padre le pareció que le iban a estallar los tímpanos por semejante voz chillona, -¿desde cuándo su hijo era de esa manera?" Quizá estaba en la edad o era porque... claro, quizá ver aquellas novelas por la tarde. Sabía que era un error.

—Y siempre me castigas, y me regalas y... y...y—parecía que a su mente de niño se le habían acabado las ideas, ya sea por la manera en que lloraba o por su respiración agitada y la manera en que intentaba secarse los ojos. Itachi levantó la ceja derecha a la expectativa y negó un par de veces, sabía que estaba mal pero le hacía gracia.

—¿y qué?— le  preguntó al niño quién lo miraba desde abajo, pues su padre no se había puesto a su altura.

—y me mientes.—Dijo resuelto el pequeño, sus facciones tan parecidas a las suyas estaban contraídas en una mueca "llorona", incluso le parecía que dramática  y aquellas pestañas tupidas totalmente mojadas le hacían ver como un cachorro húmedo pero no se iba a dejar manipular por ello. Su padre estaba perdiendo la paciencia y se sentó a su lado, alejado de él para que supiera que no le estaba ganando y que aún así estaba interesado en lo que le decía.

—¿cuándo te mentí?—Preguntó con la voz neutral y a Shisui pareció aquello calmarlo un poquito, porque  tener a su padre así tan cerca le imponía aunque no quería admitirlo. Era un papá cariñoso pero nunca dejaba de mostrarse con autoridad y por eso en su mente infantil ya comenzaba a arrepentirse del drama.

—Me dijiste que iríamos al parque y luego me dijiste "ya vamos" por eso eres feo.—Había respondido el pequeño un poco más calmado pero aún hipando. Itachi le miró y bien le pareció que como siguiera así, El Niño iba a desmayarse porque estaba respirando a medias pero prefirió no decirle nada, no estaba para detonar guerras.

—Te dije que solo iríamos un rato.—Contestó resuelto y le miró ahora sí con toda la intensión, riñendolo ya con la mirada.

—Pero no es justo, no es justo.—insistió el chiquillo aunque se le habían erizado cada uno de los cabellos e incluso sintió el impulso de salir corriendo, pero ya se había fijado que papá, siempre tenía más paciencia que papi. Entonces, aprovechando que su papi no estaba, le jaló un poco de la manga a su padre en última táctica para convencerlo.

—No.—Dijo por último Itachi, en una de las poquísimas veces que usaba una voz más seria con su hijo. Sin embargo y aunque tenía el ceño fruncido estaba consiente de que no estaba por la labor de seguir discutiendo con él en círculos. Cerró los ojos y se dejó caer sobre el reluciente piso de madera de la terraza y se quedó muy quieto.

El pequeño parpadeo varias veces incrédulo por la imagen y detuvo su llanto antes de acercarse a toda velocidad a su padre, mirándolo de rodillas antes de subírsele encima. Itachi no se movió, incluso cuando sintió las cálidas y pequeñas manos sujetarle por las mejillas se quedó muy quieto y su hijo le frotó delicadamente la piel del rostro, colocándole con delicadeza el cabello hacia atrás. Podía intuir que lo miraba con preocupación porque no le decía nada. Y así era, El Niño estaba preocupado y tenía los ojos aguados pero no podía llorar de la impresión.

—papasito, ¿te moriste?—Preguntó en voz bajita, infantil, ingenua y le besó la mejilla derecha a Itachi; con la ternura única de un hijo.

—Sí, porque no obedeces.—Respondió en un susurro Itachi, tan solo hablando porque no movió ni un músculo más que los necesarios para articular palabra.

—sí te levantas me porto bien.—Susurró el chiquillo y abrazó a su papá con fuerza e Itachi instintivamente lo rodeo también entre sus brazos, atrayendo su pequeño cuerpo hacia su pecho.

...

Deidara había entrado a casa de nuevo, un poco molesto por esperar solo a que su familia saliera, -¿qué tan difícil es hacer que Shisui se cambie la camisa?-, inhaló profundamente por aliviar sus nervios y en contraposición con el enojo entró en silencio al hogar y buscó el sonido hasta la terraza.

-¿qué diablos hacían esos dos a esta hora?-, se preguntó y se sorprendió al ver que ahí estaba; la ropa que tenía que vestir Shisui estaba sin ningún cuidado sobre el piso y apretando un poco los labios la recogió, colocándosela en el brazo derecho y alisando un poco el pequeño bordado del símbolo Uchiha con especial cuidado.

No demoró más e impaciente cruzó el umbral de la última puerta antes de llegar a la terraza y entonces sí que pudo verlos... estaban jugando sobre el piso, ajenos a su presencia y al tiempo que había esperado, quiso patearlos a ambos –A Shisui solo figurativamente.- pero no se atrevió a interrumpir el abrazo y no hizo falta porque apenas El Niño levantó la mirada y pudo verlo, se quedó sobre su papá, casi lívido y Deidara le sonrió.

—¿Qué hacen?—les preguntó, remarmcando las letras al puro estilo "matón" e Itachi se volvió ligeramente para mirarlo, sonriéndole de vuelta con algo de nerviosismo.

—Le explicaba a Shisui que debe de cumplir con sus deberes.—Respondió fingiendo que estaba enojado y que reñía al niño. No funcionó.

—Hablaba con Shisui.—Repuso Deidara sin mucho sentido y se acercó a ambos para levantar a lo pequeño de sobre su papá y lo colocó de pie justo antes de ponerle la ropa con suavidad contra el pecho con gesto enojado.

—Tú corre a cambiarte.—Dijo a Shisui, mirándolo con aquellos ojos azules de color tan frío pero que eran cálidos cuando lo miraba, Shisui sabía que papi estaba enojado.—Y tú levántate.—Ordenó a Itachi con los brazos cruzados, el aludido haciéndolo de inmediato con una sonrisa nerviosa. Shisui hace tiempo había desaparecido en dirección a su habitación.

...

Media hora después la familia entera estaba en el umbral de la puerta, finalmente listos para salir. Deidara continuaba con el ceño fruncido.

—Esto no puede ser posible, por todos los Dioses.—susurró y perfeccionista como era se acercó a Itachi, quien siempre había sido varios centímetros más alto y le alisó la ropa a la altura de los hombros y sobre el pecho.

—Déjalo, Deidara todo está bien.—le había dicho Itachi y Shisui se cubrió los labios expectante –su papá era valiente, se enfrentaba a papi.-

—¿Dijiste algo Itachi? Porque nadie va a avergonzar a este estupido clan mientras yo esté en él, ni siquiera mi propia familia.—Dijo el rubio casi furioso y una vez más se inclinó hacia su hijo para alinearle bien el escudo bordado del clan hacia el centro de la espalda y ligeramente le empujó hacia adelante, con cariño incluso. Ya se les hacía tarde para la fiesta de cumpleaños de Sarada.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2017 ⏰

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