Capítulo uno: Primera Víctima

35 1 0
                                    

Cerró por un momento los ojos, aquel día comenzaban los exámenes y no estaba en sus días.

Cogio la cartera y se la puso en la espalda, caminó hasta la puerta con un revoltijo en la tripa, son las ocho, y a y cuarto abren las puertas para abrir el instituto, por lo menos vivía a un par de manzanas. Sale y cierra la puerta con llave, abre el paraguas y se encaminó hacia el instituto. Después de seis minutos caminando, se encuentra enfrente de las verjas de color negras. Se adentró en el oscuro instituto de piedra, encontrandose con una masa de adolescente.

Se acercó a su taquilla con tranquilidad esperando que la semana terminarse con todos los exámenes aprobados. Llegó a su primera clase, donde las miradas se pusieron encima de ella, la conocían por su hermana Charlotte. Charlotte fue la mejor animadora y popular de su época pero ella es todo lo contrario. No era guapa ni si quiera podía relacionarse sin ponerse nerviosa.

Charlotte ya no estaba en la familia se había marchado para siempre sin volver nunca más. Los ojos de Stefani se encontraron con los de él. Los ojos del guapísimo y imaginable Thomas, él es el amor platónico de Stefani pero nunca llegaría a ser su novia por varias razones. Y no quería enumerar aquellas razones que la hacían sentir peor que antes, se sentó en su sitio y empezó a estudiar en los minutos que le quedaban, su primera materia del día era química y no entendía muy bien la teoría pero practircarlo se le daba bien, nunca cometía ningún error. Aunque solamente tenía que recordar la teoría no le hacía falta entenderla, su padre ya estaba ahí para ayudarla si era necesario.

El profesor comenzó a repartir los exámenes y Stefani empezó a rellenar el examen sin dificultad, contando de mientras cuanto le daría el examen si respondía la mayoría de preguntas bien. El resultado sería un ocho y medio si hubiera contestado todo perfectamente las preguntas o un poco más. Dejó a un lado el examen, esperando que el profesor recogiera los exámenes de varios alumnos que habían acabado.

Después de aquella hora llegó a su clase de inglés donde la profesora rubia teñida, sostenía varios papeles y los doblaba con enfadó y así dió las hojas todas arrugadas donde Stefani vio por primera vez una nota baja en su examen. Se acercó a la profesora con temor, esta la vio con furia.

— Debe de haber algún error profesora Luisiana.

— ¿Qué error? — Dijo con aires de superioridad.

— Bueno...— Stefani comenzó a ponerse nerviosa—. Creó que me ha corregido mal el examen.

—Déjame verlo. Niña—Le arrancó de las manos el examen.

La profesora comenzó a leer el examen diciendo en susurros alguna palabra como "Mierda", "Joder" y alguna otra más, que hacia sentir a Stefani peor que antes. La profesora le tendió el examen aburrida y sin ganas en el mundo.

—Aquí tienes lo tienes corregido— Dijo mirando el celular con desgana.

— Gracias profesora Luisiana.

Su examen seguía siendo un suspenso, la clase terminó con el sonido de la campana, se acercó a su taquilla para coger el dinero del almuerzo, ya habían pasado tres horas y tenía hambre. Guardó los libros y se acercó a la cafetería con paso decidido. Llegó a la fila con una bandeja para coger el almuerzo que consistía para ella un bocadillo, algo de beber y una fruta. Cogió todo y empezó acercarse a la mesa de siempre se sentaba sin compañía, las mesas del instituto aquel eran redondas de color grisaceos y con una letra en medio del alfabeto griego que significaba final ósea Omega alrededor de la mesa había seis sillas. Recordando que las mesas eran amplias y podían meter más sillas.

Necesitaba compañia para mantener conversación y construir una amistad por lo menos pero las amigas que tenía se habían ido después de acabar la escuela. Ahora ellas eran como perritas falderas que necesitan una buena dosis de "eso". Después de tomar su almuerzo se acercó a los baños para darse un poco de agua en la cara para levantar por lo menos el ánimo. Detrás suyo estaba la novia de su amor platónico. Selena.

Era más guapa que ella, más perfecta y con un aire de confianza en ella, lo que ella no tenía. Esta simplemente la vio como basura y se vio en el espejo para maquillarse en el espejo. Selena abrió la boca para decir algo.

— ¿Cómo consigues la atención de Thomas?— Le pregunto mientas se pintaba los labios de un naranja llamativo.

— ¿A qué te refieres?— Pregunto desconcertada Stefani.

— No lo ves.

Stefani negó con la cabeza. Selena suspiro fastidiada y negó ella también la cabeza decepcionada.

— Thomas se fija en ti en mi no, es decir, Thomas se enamoró de ti desde que te vio en nuestra clase. Cuando solicitaste que te trasladarán a una clase más normal cuando sabías que no ibas a poder relacionarte con nadie porque eres una empollona — Lo último hizo que otra brecha se creará en su alma.

— Yo no sabía nada, ni si quiera hago cosas para llamar su atención sólo pongo atención en mis estudios y nada más.

— Sí lo haces. Lo veo con mis propios ojos como lo miras con deseo que se acerque a ti —  La acusó. Con odio que le delataban los ojos de Selena.

— Yo no hago nada — Grito con lágrimas en los ojos suplicando que fuera más fuerte.

—  ¡Maldita niña! ¡Será mejor que desaparezca paro no destrozar más!

— Mejor tu te marches para que pueda llegar a ser algo más que una empollona se mierda—  Susurró con súplica. Un deseo se formó sus palabras.

— ¿¡Qué has dicho mocosa de mierda?! —Le gritó a la cara mientras le estampaba una bofetada.

—Vas a desaparecer tú en una noche—  Dijo aquello con una voz quedaba miedo.

— ¡Tragate esas palabras!

Selena salió con miedo ya no se acercó a Stefani en todo el día.

Selena caminaba de noche con las llaves de su coche en una mano y una lata de cerveza en la otra. Estaba demasiada borracha para conducir, notó unas manos que la tomaban y la tiraban al suelo. Gritó desesperada, pidiendo ayuda, la sombra que tenía encima la miraba con ojos llenos de oscuridad.

— Solamente los débiles se atreverían a acusar a alguien para poder sobrevivir y humillar a esa persona.

Le cortó la garganta con un movimiento, luego los labios. Más tarde las muñecas, los brazos y las tripas. El cuerpo chorreaba sangre de color escarlata como aquella luna que decoraba en la noche oscura. La sombra desapareció dejando el cuerpo ahí sin tapar sin deshacerse de el.

Aquella noche el deseo de Stefani se cumplió. Con la muerte de Selena.

Solamente Morir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora