Un comienzo después de un fin

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El cambiaba las letras de músicas pegadizas y me dejaba cantándolas todo el día, reía como un niño tirando la cabeza para atrás y le gustaba hacerme bromas pesadas en público. Era caballeroso, sin siquiera pensarlo demasiado, me corría la silla para sentarme y me abría la puerta de su coche.
No le importaba ser el centro de atención... o más bien, creo que hasta le gustaba, caminaba con la cabeza en alto y una sonrisa aireada
Era casi pecaminoso la forma en la que me sonreía y lo que debería de sentirse como mariposas en mi estómago se sentía como si el amazona tuviera un festival dentro
Era inteligente incluso cuando sólo lo demostraba a veces
Y no le importaba muchas cosas de este mundo, pero el solía susurrarme al oido que le importaba yo.
Era un alma libre que no le importaba estar atada porque de alguna manera encontraba el lado positivo a ello...era tan despreocupado de si mismo que en vez de tratar de huir se quedaba a alegrar la mueca en el rostro de cualquiera.
El me encontró cuando planeaba que nadie lo hiciera, al comienzo, yo era la mala, tenía una historia gris y un alma pesada.
Había sido mi primer año de facultad. Estaba un poco nerviosa hasta que encontré amigos nuevos y geniales. Me gustaban, incluso más de los antiguos que conservaba, ellos no me conocían en absoluto.
Y un día, la mañana nos sorprendió con llovizna y un frío violento.
Yo ya había notado su existencia, era el chico genial amigo de todos y simpático que parecía no darse realmente cuenta de su genialidad. Me lo encontré sentado en una banca cerca de las escaleras, llevaba puesto una chaqueta negra y unos jeans que no parecían haber sido lavados nunca, me saludó con la mano y yo le asenti  desde lejos cuando el me detuvo llamando mi nombre.
"Te conseguí esto" dijo pasandome un vaso de esos blancos que te dan en las cafeterías, sólo que note que no era de la cafetería de la universidad "me dijeron que te gusta el café con canela, espero y sea acertado" dijo y yo sonreí y le agradecí el gesto, Pero no pude evitar preguntarle la ocasión, éramos compañeros en algunas materias y teníamos amigos en común pero, yo nunca le consideré un amigo con todas las letras.
"Supe que la máquina de aquí se descompuso y siempre veo que tomas un café a la mañana"
Y sin más se dio la vuelta y se largo de allí como si tuviera demasiada prisa, más adelante el me diría que estaba nervioso. Lo que me costaba creer porque el nunca se ponía nervioso por nada.
¿Cómo es que ese chico tan dulce se había convertido en el desastre que ahora era?

Marlon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora