Capítulo 14

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"La niebla cubría gran parte del lugar, Jiyong no podía ver con claridad, pero llevo sus manos a sus brazos en busca de calor, dio un par de pasos al frente, se encontró con un árbol y con una lápida, sintió escalofríos rápidamente. La niebla se levantó un poco más y la noche lo acobijo por completo, frente a la lápida podía ver a alguien de rodillas en el pasto. El sonido de sus sollozos era fuerte, era un hombre, Jiyong miro a su alrededor, pero no veía a nadie más, solo estaba él mirando esa escena. Dio un paso más al frente y se detuvo junto a la persona. Un hombre alto y de tez morena lloraba mientras miraba esa lápida, el hombre tenía una expresión dolorosa, su cuerpo parecía joven, pero su rostro demostraba todo lo contrario. Sus ojos estaban hinchados y no dejaban de salir lágrimas de estos, Jiyong quiso tocar su hombro, en forma de apoyo. Pero algo lo detuvo, no sabía qué, pero algo no lo dejaba moverse hacia él.

—¿Tú querías que esto terminara así? —preguntó el hombre, poseía una voz ronca y grave, la cual se atenuaba más por el llanto y el claro dolor— yo sé que no, yo sé que querías estar a mi lado por años, querías dejar que la edad nos golpeara. Querías olvidarte de las cosas junto conmigo, querías quejarte del ruido de la ciudad conmigo, querías mirar desde lejos el mar, en aquella villa, conmigo a tu lado.

—S..se...Seung... —tartamudeo, sus manos temblaron poco a poco y su respiración se desestabilizo.

—Pero termino así.

—Seunghyun... —musito sin ser escuchado.

—Tus promesas al final se desvanecieron, fueron enterradas junto contigo, las mías se convirtieron en estos ramos de flores, solo adornando tu lápida. Todos a nuestro alrededor han avanzado, se dicen palabras de aliento para sentirse mejor, en los periódicos y en las noticias tu nombre ha dejado de aparecer, poco a poco estas siendo dejado atrás, te estas volviendo historia.

Jiyong sintió un dolor en el pecho, un dolor insoportable, quiso ignorarlo y acercarse a Seunghyun, pero le fue imposible, su cuerpo no se movía. El dolor se volvía más y más fuerte, sentía que era el final, ¿de qué?, ni él lo sabía. Seunghyun se levantó y dejo caer el ramo de rosas que mantenía aferrado a sus manos, este cayo y rodó hasta chocar con otro de los muchos que había, todos eran de diferentes flores. Porque Jiyong no tenía una flor favorita, porque siempre decía que le encantaban todas.

—Tal como lo querías, tal como lo prometiste... tal como lo lograste.

Seunghyun limpio sus lágrimas y dio la vuelta, el frío fue reemplazado por lluvia, fuertes gotas de agua los golpeaban a ambos, Jiyong pudo llevar una mano a su pecho, ya que el dolor no cesaba. Seunghyun comenzó a caminar bajo la lluvia, con esa ropa negra y tan distinta a lo que el usaba, Jiyong cerró los ojos un segundo cuando las gotas cayeron en su rostro.

Ahora estaban en otro lado. El menor inhalo con desesperación, el dolor se volvía agudo, levanto la vista y pudo verlo. Estaban en un puente en el río Han, Seunghyun estaba mirando hacia abajo, las luces iluminaban una frase: "¿Cómo has estado?", el mayor leyó la misma y bufo con una risa dolorosa. Miro al cielo y regreso su mirada hacia el mar. Jiyong luchó con todas sus fuerzas por acercarse y detenerlo, lo miro subir poco a poco por la orilla, su cuerpo parecía tener una barrera impenetrable, simplemente no conseguía moverse, y cada intento era una punzada más al pecho. Seunghyun ya estaba a punto de lanzarse, soltó un suspiro y desapareció de la vista de Jiyong. El pelinegro cayó al suelo sin energía, el dolor fue insoportable, lloró y gritó por la impotencia, su cuerpo no reaccionaba, pero su mente estaba más que consciente.

Grito por última vez, lastimando su garganta por el dolor, unos segundos pasaron y todo se acabó... entonces despertó."

El dolor de cabeza era indescriptible, su cuerpo se sentía lleno de sudor y su rostro estaba lleno de lágrimas. Se levantó con pesar, abrió la puerta hacia la cocina y se sirvió agua del dispensador, se recargo un momento y pensó en tomar algo para el dolor. Fue hasta el baño y deslizó el espejo, donde se escondían sus medicamentos, tomo dos píldoras y comenzó a desvestirse, sentía todo el sudor en su cuerpo todavía. Abrió la llave del agua fría primero, templó el agua poco a poco, porque la llave de la caliente aún tenía esa falla donde podía dejarlo quemado por completo —fría todavía —sacó su mano y dio un par de saltos por el frío de estar desnudo.

RememberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora