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Narra Dante.
De nuevo iba atrasado a la u, llevaba 20 días quedándome dormido por un sueño culiao de un hueón.
Que conste, no soy gay, pero tampoco quiero andar con una mina, me da paja, son súper complicadas y no estoy ni ahí con calentarme la cabeza.
Ya pico, comencé a recordar mi sueño, total, quedaba caleta para que la micro pasara y tenía caleta de tiempo para pensar en hueás.

Estaba él, mirándome, desafiante, como si estuviéramos discutiendo y él supiera que tenía la razón.
Y yo, observándolo, con curiosidad, fijándome en cada detalle de su cara.
Su piel morena, sus ojos café, casi negros y penetrantes. Su pelo largo, que le tapaba casi toda la cara, me hacía gracia; combinaba tan bien con su piel, podría decir incluso, que se mimetizaba con su cara. Su sonrisa no era la más linda, pero había algo en ella, que te atrapaba y te daban más ganas de seguir mirándola.
Y su aroma, por la conchetumare, manjar de dioses hueón, era de esos que penetran tus fosas nasales hasta que ya no lo puedes olvidar, era un olor único, atrayente, que te causaba una obsesión y sí o sí tienes que olfatearlo.
Pues, después de observarlo, como si fuera una obra de arte, siempre le decía la misma oración:
“Te amo”.
Y siempre despertaba antes de que me respondiera.

Cuando por fin me subí a la cagá de micro y ya había llegado al paradero para bajarme, apreté cachete para que no me hueviara el profe y me dejara entrar a la sala po, hasta que choqué y sentí caer a alguien.
“POR LA CONCHETUMARE”, dije sutilmente, hasta que quedé hipnotizado por esos ojos, ese rostro. Casi me desmayo cuando lo vi hueón, ¡era el culiao de mi sueño!.
Me empezó a putear, hasta que lo ayudé a pararse, yo solo lo miraba, fijamente, mientras que él paraba de putearme, me preguntó:
”— ¿Qué hueá me mirai tanto, mandril reculiao?—”
así de finoli.
Me quedé impactado y me fui, corriendo de nuevo a la u po, pa no llegar tarde.

Ya po, llegué a la sala antes que el viejo culiao cerrara la puerta, y...

AHÍ ESTABA EL SACOHUEÁ DEL SUEÑO.

Casi me cagué del impacto, hueón. Cachó que estaba parado en la puerta y se asustó ( o en volá no sé, no cacho como diferenciar expresiones); ya pico, me senté en la primera mesa vacía que vi y me instalé pa cachar la materia y poner harta atención a la hueá que estaba pasando el pelao Cristián (como le decían al profe).
No entendía ni huea de lo que me decía, así que me puse a dibujar hueaítas en el cuaderno, hasta que me llegó un papel.

« oye culiao, me debís un café por la botá de hoy ».

¿me estaba invitando a salir o qué hueá?.

Disculpa, ¿te conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora