Lo sé, soy rara. Otros me dirán enferma, pero yo se que no lo soy. ¿Cómo no enamorarse de esos hermosos ojos? ¿Cómo no pensar en su voz todo el día? ¿Cómo no pensar en ella cada día de mi existencia? ¿Acaso el enamorarme está mal? No lo creo.
Recuerdo la primera vez que la vi...La chica más tímida que conocí en mi vida, y no pude evitar sentirme atraída por esos ojos azul profundo; oh mi Marinette si tan sólo supieras. Los momentos contigo eran los mejores del día, aunque tú desaparecias la mayoría del tiempo. Recuerdo que me obsecioné un rato con ladybug, ya que ella me recordaba a ti. Pero mi cercanía se borró gracias a que obtuviste tu más grande deseo, por fin tuviste una cita con Agreste; el chico que desde el principio fue mi rival por tu amor. De ahí se siguieron más y más citas, hasta que un trágico día para mi, el rubio te pidió noviazgo. Tú gritabas de felicidad al momento en el que diste como respuesta un "sí ". Desde ese día preferias las salidas con tu novio, y me dejaste de lado. Ahora yo no era nadie sin ti. Las salidas entre nosotras fueron disminuyendo. Hasta que cierto día tuvimos "esa" discusión donde di por sentado que jamás te importé. Pero ¿Sabes qué? Eso no me impidió para seguir enamorada de aquella chica tierna, dulce y vivaz que conocí aquel día en el Collegè. Y ahora estoy aquí sentada en una banca del parque recordando los días de nuestra adolescencia. A los 21 ninguna de las dos se hablaba, hasta que mi madre me obligó a sentar cabeza con algún chico, ninguno se comparaba contigo, mi Marinette. Pero hubo uno que hizo que sintiera al menos "algo" que no fuera repulsión. Nino, mi amigo de la infancia fue el chico afortunado para taparle la boca un rato a mi madre. Y como era la "novia" de Nino tenía que guardar las apariencias con la gente. Cierto día fuimos a un compromiso de él.
Y, después de tres largos años te volví a ver, aún conservabas ese toque de dulzura que amaba, me acerqué hacia ti y me viste confundida. Toda la tarde hablamos y pude escuchar de nuevo tu risa. Acordamos no volver a separarnos y desde ese día volvimos a ser las mejores amigas, pero mi linda Azabache, yo no te veo así. Siempre te veré como mi querido primer amor.
Y así un día cualquiera, decidí armarme de valor, y de una vez dejarte en claro todo lo que sentía por ti. Te cité en las afueras de la torre eiffel, un lugar que a ti te encantaba.
"Y bien Alya, ¿para que me citaste aquí? " tu voz era suave como siempre, tus ojos observaban a los míos.
No tenía palabras para decirte todo y por impulso te besé. Mis labios estaban sobre los tuyos y te quedaste pasmada, después de un momentáneo instante me seguiste la corriente, y eso me hizo sentir la mujer más afortunada del mundo.
Nos separamos a regañadientes, por falta de aire.
"Alya..¿ésto es lo que sientes por mi?" Tus ojos se veían vivaces, como años atrás en nuestras pijamadas.
"Ésto y más he sentido desde el instante en el que te conocí ". Tú solo me miraste con felicidad y me abrazaste.
"Pensé que jamás lo dirías".
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Han pasado cuatro años desde aquel día. Me encuentro sentada en el parque, recordando cada suceso importante de mi adolescencia.
"Alya, ya vine. Te traje tu café." Mi hermosa Marinette se hallaba a mi costado.
"Gracias amor"
Desde aquel día Marinette y yo salimos, fue una etapa muy dura para las dos ya que todo lo que construimos lo reemplazamos por lo que en realidad queríamos. Agreste, el anterior prometido de mi Azabache se halló devastado ante la noticia, al igual que nuestras familias; pero, poco a poco, nos aceptamos. La gente nos dice raras, enfermas, pero en el fondo yo se que no está mal amar a alguien, sea cual sea su sexo.
Lo sé soy creep pero no me importa.