El inicio de todo

5 1 0
                                    


—Un momento –.dije mientras dejaba el tenedor en el plato medio vacío. -¿Quieren que me mude con él?

Acababa de regresar a mi ciudad. Literalmente, acababa de regresar y ahora estábamos desayunando en mi restaurante favorito. Estaba desayunando los panqueques mas ricos del mundo y decidieron que el momento perfecto para tirarme esa bomba era justo ahora.

Me fui de Columbus, Ohio alrededor de un año y medio, luego de que mi mejor amiga falleciera en un accidente de auto, mientras yo estaba con ella. Nos acabábamos de graduar e íbamos a celebrarlo con los demás, pero mientras estábamos en el camino, un carro nos choco. Yo estaba bien, algunos golpes y moretones, pero ella fue la que se llevo la peor parte ya que el golpe fue de su lado. Después de que la saque del coche antes de que este explotara, no recuerdo muy bien. Todo es borroso para mi, solo recuerdo estar en el hospital, en una cama junto a ella. Después murió. Mis padres me dijeron que me tomara un año, que yo era más importante, que la universidad podría esperar. Así que me fui, hice maletas y tome el primer avión hacía Los Angeles, donde vive la hermana menor de mi madre, al otro lado del país. Antes de irme, tuve que prometer a mi familia que iría a un psicólogo, porque después del accidente y de la muerte de Emma, no estaba bien.

"Estarás mejor allá hija, todo estará bien. Por favor, regresa bien, nosotros estaremos esperando por ti aquí. Te amo." recuerdo que me dijo antes de subirme al avión. Estuve en contacto con ellos casi todos los días. Trabaje y conocí la mayoría de Los Angeles, tuve amigos, me divertí, me enamoré, pero no todo el tiempo era feliz. Las primeras noches despertaba agitada y sudorosa, a causa de una pesadilla. Mi tía Tessa me contó que a veces despertaba gritando y tuve que rogarle para que no le dijera a mis padres. Ella nunca les dijo y yo deje de tener esas pesadillas después de tres meses.

Después de un año y medio, tomé un avión hacía Columbus y aquí estaba, con mi familia.

No había notado que los estuve extrañando todo este tiempo, más de lo que pensaba.

-Tu hermano será trasladado a Seattle y King tiene su empresa y su departamento en Nueva York. –dijo mi padre. -No queremos que vivas sola hija, menos si estarás en una ciudad donde no conocemos a nadie, excepto a él.

-Tu quieres estudiar en Nueva York, ¿no? —pregunto mi madre.

-Sí, así es. Estuve pensando en aplicar para la universidad de Nueva York y para la Escuela de Artes Visuales.

-¿Segura? -pregunto papá.

-Es mi sueño –"era nuestro sueño" pensé.

Mi mamá agarro mi mano y le dio un apretón. Yo le sonreí, porque ella sabía el porque quería estudiar ahí.

-Entonces, así se queda. Tu aplicas en esas universidades, estudias allá y vives con King.

Regrese mi vista a mi padre. -¿Qué ha dicho él de todo esto?

-King se ofreció cariño –dijo mi madre y luego tomo un sorbo de su café. –Dijo que cualquier cosa por ti.

Sonreí porque sabía que él haría cualquier cosa por mí.

-De hecho –comenzó mi padre. –el estará aquí en unos minutos.

-¿Qué? ¿Esta en la ciudad?

-Solo por unos días, dijo que esta cerrando algunos negocios. –la mirada de mi mamá fue hacía la puerta y una sonrisa se extendió en su rostro. –Aquí viene entrando. ¡Hola cariño!

Él se veía impecable con su traje y corbata negra de negocios. Su cabello rubio estaba un poco mas corto de la ultima vez que lo vi, estaba más alto y se notaba que hacía ejercicio. Sus ojos azules combinados con su sonrisa blanca, hacía que a todas se les cayeran las bragas. Hasta a mí. Sus ojos no me dejaron ni por un segundo desde que entro al restaurante. Mis padres se levantaron para recibirlo, mi madre lo abrazo y le beso la mejilla, mi padre le dio la mano y el abrazo típico de los hombres.

El se giro hacía mi. –Hola Rain.

-Hola King. –sonreí mientras me levantaba de mi asiento y lo abrazaba efusivamente.

Mmm, olía muy bien. A jabón y menta. Tenía razón en lo del ejercicio, podía sentir sus fuertes brazos y su abdomen duro y fuerte. Lo solté, para que pudiera sentarse a mi lado. Comenzamos a charlar entre los cuatro tranquilamente, de vez en cuando King me preguntaba como me había ido en Los Angeles y que era bueno tenerme cerca de nuevo. Yo le sonreía y él nunca alejaba la vista ni dejaba de prestarme atención.


-Espero que la hayas pasado bien allá, Rain. –me sonrió.

-Afirmativamente–tome un sorbo de mi café. -¿Tu como has estado?

-Ahora que estas aquí, mucho mejor.

Le sonreí mientras me sonrojaba.

-Todos estamos mejor ahora que estas aquí cariño. –dijo mi madre mientras agarraba mi mano otra vez y me sonreía.

-¿Los negocios van bien, hijo? -mi padre y el charlaban al otro lado de la mesa.

Bostece mientras escuchaba su conversación sobre trabajo. Estaba un poco cansada ya que tuve que estar muy temprano en el aeropuerto para llegar a una buena hora a casa. Apoyé mi codo en la mesa y puse mi cabeza en mi mano mientras veía por la ventana. Me quede pensando, como sería ahora que retomara mis estudios en un lugar nuevo, claro, si me aceptaban en alguna de las universidades. Tenía que admitir que estaba un poco nerviosa al pensar en todo eso. ¿Y vivir con él? Nunca lo imagine ni me paso por la mente. Yo solo estaba enfocada en presentarme en las universidades y que Dios haga lo que sea bueno para mí.

-¿Rainbow? -pregunto mi mamá.

Me pare rápido, haciendo la silla hacia atrás con un horrible sonido.

-Tengo que ir a los sanitarios, discúlpenme.

Camine por el restaurante hacía los sanitarios y me encerré en un cubículo. De repente tuve unas horribles ganas de vomitar. Alcé la tapa del inodoro y lo hice. Allá va mi desayuno pensé. Cuando termine, tire de la palanca para que se fuera todo lo que había dejado ahí y comencé a lavarme las manos. Un estornudo, dos estornudos, tres estornudos. Mi nariz estaba roja y moqueaba y mis ojos llorosos. Me estaba enfermando por el cambio repentino de clima. Era obvio pensé. Me estaba limpiando la nariz cuando alguien toco a la puerta.

-Un momento –grité.

Cuando termine, abrí la puerta y salí, solo para encontrarme King apoyado en la pared de frente.

-¿Qué haces aquí? -le pregunte mientras cerraba la puerta del baño.

-¿Estas bien?-el respondió con otra pregunta.

-No, me siento fatal.

-Te vez fatal. –el siempre honesto King. Yo me reí de su sinceridad pero mi risa se convirtió en un ataque de tos.

King me tendió un pañuelo. –Ten, vámonos.

-¿Y mis papás?

-Se fueron a casa. Dijeron que nos haría bien un tiempo a solas para hablar sobre que te mudes conmigo.

-King, por mi no hay problema donde vivir, puedo vivir hasta en un callejón –él puso mala cara cuando dije eso. –Lo único que quiero saber es si tu estas bien con eso.

-Claro que estoy bien con eso, yo lo sugerí a tus padres y accedieron en el mismo momento.

-Seguro que sí.

-Ellos confían en mi y lo sabes. Además, a mi departamento le hace falta un poco de presencia femenina, ya sabes.

Me reí. –No es como si no hubiéramos vivido juntos antes.

-Efectivamente. –respondió mientras me guiaba a la salida del restaurante, con su mano en mi espalda baja. 

|Rainbow life|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora