Desperte por el bello canto de las aves en mi ventana, hoy es viernes, todavía tengo escuela, voltee a ver el despertador que descansaba en la bella mesita al lado mío, "6:45", exactamente esos números se podían leer en el molesto aparato.
Lo apagué y salí con mucha pereza de las cómodas sabanas de mi preciada cama, tome la ropa que llevaría, un hermoso vestido de tirantes, un suéter rosado, y unas zapatillas negras, fui directo al pequeño baño de nuestra casa (con "nuestra" me refiero a mi madre y mi padre), me vi en el espejo y vi el mismo reflejo de siempre, claro, a esta hora, un cabello castaño todo revuelto, y unos ojos azules un poco cansados, me quite la ropa que descansaba sobre mi cuerpo y me metí a la ducha, abrí la llave del agua caliente y deje que las pequeñas gotas cayeran sobre mi, cuando salí del pequeño cuarto, me puse todo lo que había elegido, fui a verme al espejo de mi habitación, mi aspecto habia dado un giro total, me veía muy bien, unos bellos ojos azules y un precioso cabello castaño.
Baje cuidadosamente los pequeños escalones que formaban parte de la gran escalera que unía los 2 pisos de mi bella casa.
-Buenos días- dije entrando en la cocina.
-Buenos días princesa- dijo mi padre sin quitar los ojos del grisáceo periódico.
-Toma, linda- mi madre dejo mi desayuno delicadamente sobre la mesa.
Todo se veía espectacular y delicioso, eran huevos revueltos, jugo de naranja recién hecho y un tazón de manzana,pera y piña picada.
-Todo se ve delicioso, gracias mamá- empece a comer, vi la hora y ya era muy tarde, demasiado.
-Adiós, me tengo que ir- dije depositando un beso en la mejilla de mamá y después en la de papá.
Salí de mi casa y camine un poco para llegar a donde el autobús del colegio nos recogía.
Subí al gran autobús de la escuela, me senté sola, si sola, soy un poco antisocial, me puse mis pequeños audífonos y comencé a escuchar música, al minuto me quede dormida.
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I discover Narnia
FantasyNarnia, un mundo hermoso, maravilloso, casi perfecto, Anabelle, nunca creyó poder ver tal belleza con sus propios ojos, hasta hoy...