Microparanoias.

Mi vida, una parada de autobús.

Hace ya mucho tiempo que me percaté de que mi vida, más que una vida, era una parada de autobús, muchos os preguntareis por qué y bueno, la verdad es que no sé si es por las personas que me he encontrado en el camino, por los tiempos que corren o que tengo esa tendencia autodestructiva de alejar de mi todo lo que intenta hacerse un hueco en mi vida, pero es que absolutamente nadie que llega, se queda.

Me han obligado a querer con fecha de caducidad, pues una persona llega nueva a mi vida, fascinada por mi idea del mundo, por mi forma de pensar y de sentir, pero veo como poco a poco, esa misma persona que al principio tenia tantas ganas, se va decepcionando, al no conseguir entenderme o simplemente al aburrirse de mi.

Supongo que les pasa como yo antes de conocerme, piensan que soy una persona única, brillante y fascinante, pero con el tiempo descubren que no soy más que un libro de fantasía, mal escrito, que la primera vez que lo lees, te cala, te hace quererte a ti mismo, y te hace pensar en castillos, dragones y princesas, pero que si lo fueses a leer una segunda vez, ya no te aportaría nada nuevo, simplemente te aburriría y mancharía el buen recuerdo que tienes de esa primera vez.

Así que si, mi vida es una estación de autobuses, donde estoy maldito a ver la gente llegar, con historias fantásticas, libros que te dejan sin aliento, con muchas ganas de querer, y con unas expectativas que jamás llego a alcanzar, por eso aprovecho cada momento, me nutro de recuerdos, de historias que jamás serán más que eso, intento quedarme con algo que me sirva para no desaparecer, mientras espero la inevitable despedida.... y no sabéis lo que duele, ver como te hacen ser un mero espectador de tu propia vida, sobretodo cuando tienes ganas de salir para darlo todo y acaparar los aplausos del público, pero no, te quedarás eternamente viendo como pasa la gente, como si de un gorrión con el ala rota se tratasen, esperando a que la heridas cicatricen, para poder emprender el vuelo y dejarte en tierra a la mínima de cambio.