Vitenka.
El pirata más famoso de los siete mares.
No hay una sola persona en las tierras de Hadrasterion que no haya oído hablar de él. Temido por unos y amado por otros. Admirado o envidiado, le da igual pues vive como quiere, con una riqueza que...
Les recomiendo escuchar esta canción mientras leen.
Viktor
No hace ni tres días que el rey Yakov, mi padre, ha sido enterrado y hoy me coronarán rey. Los sirvientes me preparan, me quitan el pijama, llenan la tina con agua y perfumes para aromatizar mi piel, entran más sirvientes dispuestos a lavarme pero yo me niego y los hago salir, una vez limpio me atavían con el traje más caro del reino y quién sabe, tal vez de la tierra. Me miro en el espejo de cuerpo completo.
Mi reflejo no me devuelve la vista de un rey, en cambio encuentro a un adolescente. Un joven que está asustado, que necesita a su madre y a su padre. Pero ahora ambos están muertos.
No estoy listo y a nadie parece importarle.
—¡Viktor! Hermano, parece que en vez de ser el dia de tu coronación fuera el de tu ejecución —Georgi, mi primo, entra como hace últimamente. Sin avisar, no espera a que lo anuncien. Es la única familia que me queda así que no le doy mucha importancia a esos detalles. —Mira se que es difícil, a todos nos ha dolido la pérdida. Pero hoy adquirirás una gran responsabilidad. Valkoinen es el reino de nuestra familia, por el que tu padre ha dado la vida. Es un honor ser su gobernante, se que el tío estará orgulloso de ti. Serás un gran rey.
Me mira directamente a los ojos, sus palabras me tocan, sin embargo no puedo permitirme llorar. Hoy no. Así que nos abrazamos rápido dándonos unas palmas en la espalda.
Antes de salir de mis recámaras miro por la ventana, un destello de luz cruza el cielo. Una estrella fugaz.
Pido lo que más deseo en esta vida.
Tan poco y demasiado a la vez.
Felicidad.
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Una vez entrado el ocaso, gente de todas partes se reúne fuera del palacio. Y dentro de este, en la sala del trono, se encuentra la cremé de la sociedad. Princesas, Marqueses, Duques, invitados de otros reinos. Todos expectantes de presenciar la coronación del joven príncipe de tan solo 18 años.
Las trompetas resuenan y el susodicho hace acto de presencia, en su camino al trono las personas le abren paso. Viktor se siente bajo el escrutinio de todos y con el peso del mundo sobre sus hombros se sienta en el trono.
La sacerdotisa se aclara la garganta y habla:
—Señores, hoy les presento a Viktor Yakovich Nikiforov, su rey indiscutido. Por lo tanto, todos los que han venido este día a prestarle vasallaje y servicio ¿Están dispuestos a hacerlo?
