Dybala

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Llegue a casa despues de un arduo partido ganado, cuando vi a mi chica recostada en el sofá con la camiseta del equipo contrario.

Rei internamente,  lo hacía para que me enojase, sin embargo, ver esas grandes telas en su cuerpo tan pequeño y delicado solo hacian que me gustara aun más de lo normal.

La tome por detrás de las rodillas y por su espalda para cargarla hasta la habitación pensando que estaba dormida, sin embargo sus ojos se abrieron de par en par.

-Joder cariño- Exclamo esta tomando mi cuello con sus pequeñas manos.

-Tendría que tirarte ahora mismo, lo sabes ¿No?- Repase con la mirada todo su cuerpo.

-Iba a quitarmela cuando tiraste besos en la camara, pero luego quise que tu lo hicieras.-

Reí para luego depositarla suavemente en el suelo.

-¿Te parece si vamos a festejar afuera?- Mire el reloj que apuntaba las ocho treinta.

-Deberías bañarte al menos, no tienes muy buen olor- Reímos a coro

-Lo se, lo se. Pero deberías bañarte tu tambien.-

Asintió por lo que cada uno fue a su respectivo baño.

***

Despues de salir de bañarme y que mi chica estuviera con una brocha en su cara aplicando vaya a saber solo Dios que cosa en su hermoso rostro; me dedique a vestirme con unos jeans negros y una simple camisa blanca.
Una vez listo, pude apreciar como la castaña se enfundaba en una falda negra, al conjunto de una remera de su mismo color transparente.

-Cariño, ¿Me pasas los zapatos blancos?.- Pregunto con su aniñada voz.
      
No contesté, no hizo falta ya que solo se los di, ayudándola a sostenerse para poder colocarselos.

>>Mi novia<< Aún sonaba lindo en mi subconsciente.

Mi novia tomó su celular y su bolso, para luego dejarlo en su hombro y así por fin enlazar su mano con la mía.

Ambos subimos al coche, para así dirigirnos a un lugar un tanto especial para nosotros ya que ahí fue donde nos cruzamos por primera vez.

Era un restaurante algo ostentoso, sin embargo, ambos lo ignorabamos a la hora de sentarnos a cenar, aun que cabe decir que si no fuera por su exceso de lujo, no nos hubiésemos cruzado.

>> El día que nos conocimos, fue cuando yo estaba firmando el contrato de futbol, al igual que ella estaba firmando un contrato por determinados años en una firma muy prestigiada de abogados. Debido al abrumador momento, ambos fuimos al baño, obviamente por separado; sin embargo, al salir de estos, chocamos e hice que esta callera al suelo.

Y así fue como comenzamos a hablar de porque nuestros rostros demostraban tanta felicidad como cansancio, debido a que a ambos nos costaría ingresar a este mundo tan distinto al nuestro.

-Cariño, ¿Que sucede?- Dijo la bella chica sentada junto a mi.

Sin darme cuenta había conducido hasta el lugar, por lo que me dedique a estacionar el auto cerca del lugar.

-Solo recordaba- Me miro sin entender.

No contesté debido a que me dedique a abrirle la puerta y ayudarla a salir.

-Cuando nos conocimos.- Señalé el restaurante con la cabeza.

Nuevamente tome su mano para adentrarnos al lugar; no  hizo falta que reservara, siempre decían que era un gusto que nosotros fuésemos allí, por lo que salude al hombre que nos llevo a nuestra mesa para luego ordenar fideos con salsa rosa.

Al traer la comida, hablamos de temas tribales con respecto a nuestro día; ella había encerrado a lo que se acusaba un hombre por abuso físico a una niña y estaba muy feliz por ello, tal que mostraba desprecio por el y admiración por si misma al contarme textualmente cada una de sus palabras en el juzgado.
Despues de comer, no pedimos postre, ambos estábamos satisfechos, por lo que me dediqué a pedir la cuenta al hombre vestido de traje, al irse este, ella habló.

-¿No te encuentras algo cansado?- Pregunto posando su mano sobre la mía. Se veía tan pequeña.

-Nunca estoy cansado para ti.-

-Espero que eso no sea porque quieres llegar a casa.- Levanto una ceja divertida

-¿Porque iba a hacerlo?- Medio sonreí

-No te dejé quitarme la camiseta.-

-Oh cariño, cuando lleguemos a casa te quitaré algo más que eso que una camiseta.-

Esta me dedico una pícara sonrisa e hizo un movimiento que no entendí hasta que habló.

-Te facilitaré el trabajo cariño-

Abrió lentamente mi mano y le dio una leve caricia a la palma para luego depositar sus pequeñas bragas de encaje  negro.

-Jodeer- Me eché a reír mientras la guardaba en mi bolsillo .- Un día de estos vas a matarme-

-Espero que no sea en sentido literal- Me guiñó un ojo.

Despues de nuestra calurosa charla, el moso llegó, y cuando intente sacar mi billetera, ella ya había pagado, por lo que se encontraba sonriendo con  satisfacción.

-Yo iba a invitarte-

-No tienes que pagar siempre tu, sabes que puedo hacerlo.- Se levanto de su silla por lo que imite su acción.

Al salir de ese lugar la tomé por las caderas y la besé lentamente, pose mis manos por debajo de su trasero, elevando algo su falda para luego subirla a mi.

Hice que nos adentramos en el vehículo, sin embargo, sus labios comenzaron a bajar al mismo tiempo que desprendía los botones de mi camisa, besando cada centímetro de mi cuello y torso.

Mi pantalón estaba lo suficientemente apretado para cuando llegamos a casa, por lo que subí rápidamente con ella encima de mi besándome con necesidad.

La tiré sin cuidado alguno a la cama, quitándome por completo la camisa que ella había dejado a medio camino, me quité los jeans, tirandolos por algún lugar de la habitación al mismo tiempo que perdía mis zapatillas.

Luego me tire sobre ella, abriéndole sin ningún cuidado su camisa transparente, haciendo que todos y cada uno de sus botones saltasen, para luego dedicarle una mirada a sus ojos... Sus malditos ojos llenos de pura inocencia, los malditos ojos que me enamoraron.

Mire directamente a sus ojos, esperando alguna señal, no era la primera vez que lo hacíamos, pero era una costumbre que teníamos. Esta no asintió, sólo cruzó sus brazos por alrededor de mi cuello, llenando mi mandíbula de besos cortos y húmedos, donde comenzó a bajar, haciendo que de alguna forma quedase encima mío, por lo que se paró un momento para quitarse la falda tubo de cuero, donde la puede apreciar casi desnuda, ya que sus bragas las tenía en el bolsillo de mi pantalón.

Dos segundos después ella estaba quitando mi pantalón subiéndose encima de mi, moviéndose encima de mi erección.

Un glutural sonido salió sin aviso de nuestros labios que estaban continuamente rozando con cortos besos.

Tome su caliente espalda entre mis manos y desprendi su brasier, por lo que ella quito mi ajustado boxer, para después entrar suave y hacerlo salvaje, mientras acariciaba mi pecho.

Luego su pequeño cuerpo se encontraba debajo de mi, mostrando su risueño rostro...

Ambos llegamos a un nivel de éxtasis fantástico, por lo que al verla dormida, besé su frente, para después apretarla hacia mi.

La amaba, ella me completaba más que nada.

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Holaa, mi nombre es Ana.

Este es el primer que subo y es para alguien que quiero mucho, se llama Valentina, y es una chica hermosa, ¡Espero que te guste!

Voy a tomar pedidos ya sea por acá o por mi cuenta de Twitter (@iwachacelosa) y bueno, puede ser del famoso que quieran, de la temática que quieran, desde sexo hasta solo un beso...

Espero escribir mucho❤

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora