Los Simpsons como producto de la Revolución Cultural

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La serie de dibujos animados Los Simpsons son un producto de la mal llamada Escuela de Frankfurt, que busca despreciar y ridiculizar las virtudes y las buenas acciones, con la excusa de querer reflejar a la sociedad actual. Lo cierto es que son sobre todo los niños quienes reflejan aquello que aprenden de esa serie.


Bastaría ello para dejar de verlos. Pero agregaré que da toda la impresión de que su creador (de esa serie) es masón, y por lo tanto anti-católico, en primer lugar, y anti-cristiano en segundo lugar. El que en las últimas temporadas de la serie se muestra "más católico" parece ser más bien una farsa, porque si realmente lo fuera, censuraría la serie de inmediato. La serie en sí misma es anti-cristiana. Es por eso, o a causa de, que está constantemente atacando los valores o, mejor dicho, las virtudes. Que son 54.

Al pensar en el niño Bart, pésimo, pésimo, pienso en el protagonista de "Mi pobre angelito" y "Daniel el travieso". Parece que hay una atracción especial en corromper a los niños y mostrar los peores ejemplos de ellos.

Al pensar en la familia Simpsons pienso en otras familias del pasado también, como Los Picapiedras, cuyos protagonistas se llaman Pedro y Pablo, como dos de los más grandes santos de la Iglesia Católica. Pedro Picapiedra y Pablo Mármol. Familia prehistórica en un mundo sin religión. Los Simpsons, en cambio, son una familia moderna que se burla de la religión. No sé qué es peor.

¿Otras familias? La familia de la serie de Disney "Dinosurios", cuyo padre de familia se llama Earl Sinclair y su señora Fran. Dinosaurios ambos, de diferente especies, como preludiando la ideología de género, que dice que uno puede casarse con el sexo que quiera, e incluso con lo que quiera. Tienen tres hijos. El menor, el más irrespetuoso e indisciplinado, según un capítulo, pareciera no ser su hijo verdadero.

¿Otros dibujos feos? Tom y Jerry, donde el ratón le hace la vida imposible al gato, como si la naturaleza fuera mala -o el mismo Creador se hubiera equivocado- al hacer que los gatos se comieran a los ratones. Otro: El Coyote y el Correcaminos. Pasa lo mismo. Otro: uno de los personajes en dibujos aniados más irreverentes y más antiguos que yo conozco: el conejo Bug Bunny. Se muestra como "canchero" y no duda en buscar a menudo la "complicidad" del televidente, guiñándole el ojo.

«Schadenfreude». Así se llama al sentimiento de alegría causado por el sufrimiento o la infelicidad de otro. El término, alemán, se usa como expresión culta tanto en inglés como en español. Todos estos dibujitos y películas nombradas más arriba se basan en eso.

La mal llamada Escuela de Frankfurt (en realidad un Instituto de Sociología Marxista) fue fundado por un grupo de "intelectuales" en dicha ciudad alemana. Su objetivo: pasar las ideas marxistas del plano material o militar al intelectual o cultural. Ya no decían que los pobres debían liberarse de los ricos. Ahora decían que era uno mismo -sus instintos- el que debía liberarse de la opresión de la razón.

Esta era la idea que, desde Italia, el fundador del Partido Comunista, Antonio Gramsci proponía desde la cárcel: transformar la cultura. ¿Cómo? Bueno... como la cultura, especialmente en Italia, era muy religiosa (católica), la cultura debía ser cambiada infiltrándose dentro de la Iglesia.

La Escuela de Frankfurt fue fundada con la donación de un millonario argentino. Tanto este donante como muchos de los intelectuales pertenecían a una religión monoteísta a la que está mal vista atacar. Así que no eran ni cristianos ni musulmanes.

Mientras tanto en Estados Unidos, la industria del cine, llevada adelante sobre todo por empresarios de aquella misma religión, iban poco a poco inmoralizando a toda la masa de niños, con dibujos animados como Betty Boop, que se vestía como casi una prostituta de la época. La gran mayoría de las producciones cinematográficas eran profanas, es decir, sin ninguna alusión a Dios o a la religión.

En Alemania, mientras tanto, la Escuela de Frankfurt promovía el arte "degenerado". Estos intelectuales vieron en el diario, en la radio, en el cine y, posteriormente, en la televisión, unos instrumentos muy útiles a sus objetivos de inmoralizar, poco a poco, a las multitudes. Crearon, poco a poco, una opinión pública.

Podemos ver atrás de todo esto también el movimiento tras las bambalinas de organizaciones secretas o supranacionales, o financieras. Por ejemplo la masonería.

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⏰ Last updated: Aug 10, 2017 ⏰

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Los Simpsons y la Escuela de FrankfurtWhere stories live. Discover now