Capítulo 1: quod Perierat

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Todos los días a las 9 de la mañana, Anderson despertaba para comenzar su día laboral.Se levantaba de su cómoda cama matrimonial,a pesar de ser soltero, y se dirigá a su placard de brillante roble, para elegir el saco y camisa que lo acompañarían ese día.Luego de desayunar,bajaba por el ascensor para tomar un taxi para ir a trabajar, en unos nuevos departamentos de oficina que se habían inaugurado hace poco menos de un año a unos 2 kilometros de su departamento.El trayecto era relativamente veloz, pero para Anderson siempre era un placer,a veces interpretado como particularidad,ver por la ventana de su asiento a la gente que pasaba por la calle.Hombres trajeados intentando llegar en horario a su trabajo, mujeres que matarían por un café que les quitara el sueño, niños con guardapolvos blancos riendo y disfrutando sin preocupaciones su juventud.Las esquinas pobladas en los semaforos excitaban a Anderson, quien intentaba analizar a las personas que veía, adivinar a donde trabajaban,si estaban solteros,su condición social y económica y otros aspectos que jugaban todas las mañanas en la cabeza del oficinista.

El trabajo era algo necesario para Anderson,hacía girar la vida de las personas,y para él era algo que por más que le disgustara,era necesario.Las horas en la oficina perdían valores numericos en su cabeza,solo trabajaba y dejaba pasar el tiempo, ya que para él, el tiempo es lo que existe fuera del trabajo.

Cuando llegaba a su casa de regreso, se sentaba en un sillón tapizado verde, apoyaba los pies en un baúl y encendia una lámpara de pie que lo ayudaba a leer.La lectura era su pasatiempo preferido.Su sueño frustrado siempre fue ser escritor, pero la vida a veces le pone trabas a los sueños.Leía y leía por horas, perdía noción del tiempo totalmente,era él, su lámpara y algún libro.No tenia autores preferidos,en la variedad estaba el gusto para Anderson.

Y así pasaba la vida, de la cama al auto,del auto al trabajo,del trabajo al sillón, y del sillón a la cama.

En el trabajo Anderson tenía el último box junto a la puerta del baño, que contaba con una pequeña ventana que mostraba un vago rayo de sol de vez en cuando.En el trabajo era un solitario,no tenía afectos, ni nadie sabía de su vida o su familia.Nadie se preocupaba por él,y él por nadie se preocupaba.

Una mañana como cualquiera,mientras viajaba en taxi al trabajo,en una esquina colmada de niños de unos 12 años que vestían guardapolvos blancos,vió escondido a un hombre alto,con saco negro y camisa blanca,y propuso su juego mental de analisis:

"Trabajador, preocupado, ansioso, probablemente solo, cansado".

Mientras el semáforo lentamente pasaba por un apagado amarillo,Anderson escuchó un ruido increiblemente fuerte, como de un disparo, y volteó a ver por la ventana.Era el hombre alto, de saco negro,que caía al suelo con una bala en la cabeza.Los guardapolvos de los niños se tiñeron de rojo escarlata,los sesos se expandieron por toda la senda peatonal.

Anderson se sintió espantado,atónito.El taxi aceleró, pero el oficinista no perdió la vista de aquel inmovil cadaver.

El asesinato no tuvo repercusión alguna,los medios seguían hablando de políticos corruptos, de videos virales, de famosos y de futbolistas; en cuanto a Anderson,ese día en la oficina fue lo peor en su vida, no podía siquiera teclear y esas largas horas se pasaron reflexionando lo que había presenciado.Luego volvío rapidamente a su casa, se encerró en su living,como si estuviera asustado.Esa tarde no hubo libro,no hubo lámpara de pie,solo hubo un oficinista despavorido sentado en la oscuridad en su sillón por horas.

Anderson fue a trabajar al día siguiente, pensaba que el trabajo podría distraerlo y hacerlo olvidar aquellas traumáticas imágenes que había presenciado.

Así el tiempo pasó, y logró olvidar aquellos momentos que tanto mal le habían generado.

Transcurría un 21 de junio, Anderson,tranquilamente estaba en su trayecto en taxi a las oficinas, y jugaba a analizar a las personas en las esquinas,como siempre estuvo acostumbrado, en una esquina el taxi se detuvo,y en aquella esquina se encontraban muchos niños con guardapolvos blancos, y en el centro, un hombre alto con un saco negro.Aquel escenario era el mismo que el de hace un tiempo, en ese fatídico episodio.Y todo volvió a suceder, Anderson escucho el ruido de un disparo, practicamente en su oido, que lo aturdió, y el hombre de saco negro cayó,manchando con sangre todos los guardapolvos blancos.Ese fue otro día traumático para el oficinista, no pudo hacer practicamente nada en el trabajo, no hubo lectura, ni lámpara de pie, solo la idea de que esto,había vuelto a suceder.

Anderson, comenzo a analizar, a buscar parentezcos entre estos 2 crímenes sin repercusión,sentía que tenían algo en común.Aunque no encontró nada.

El tiempo había pasado, él ahora vivía encerrado, no leía practicamente ningún libro, más que los diarios, para buscar parentezcos entre los asesinatos.

Un día como cualquier otro, volvió a suceder, en una esquina, un hombre de negro es disparado y esparce sus sesos entre en un monton de niños con guardapolvos blancos.Anderson, shockeado, le pregunta la fecha al taxista. 21 de junio.

Un click era todo lo que se necesitaba.Esa mañana si pudo trabajar, esa tarde leyó sus libros y encendió luego de mucho aquella hermosa lámpara de pie.

Él sabía lo que necesitaba para resolver este misterio sin pista alguna, tiempo.

364 días después,otro asesinato en una esquina es presenciado por Anderson.Esa tarde del 21 de Junio no fue a trabajar, sino que fue a la funeraria.Ahí era enterrado Miles Jackson, profesor de filosofía,soltero,35 años.Un funeral completamente vacio,pero el oficinista se lo tomó con toda tranquilidad, era su última pieza del rompecabezas.

Su cabeza daba vueltas,¿qué ocurría? ¿3 asesinatos el mismo día,en el mismo lugar,y en el mismo momento, pero en años consecutivos?.La demencia de Anderson crecía, se había obsesionado con estos casos; ya no iba a trabajar,ya no leía,ni se sentaba en su sillón, solo meditaba de lo que había pasado, y aquellos traumáticos momentos.Su cabeza eran fechas, nombres, momentos, teorías, y soledad.

¿Porqué no había detalle alguno de estos asesinatos en ningún lado? Asesinatos a plena luz del día, sin registro alguno.Anderson se volvía loco lentamente.

Un día,decidió visitar el cementerio.Aquella construcción gigantesca, contaba con kilometros plagados de tumbas y mausoleos, pero ya había perdido toda noción del tiempo.Probablemente se pasó días ahí dentro, hasta que encontró un panteón, con el nombre que estaba buscando: "Miles Jackson, Fallecido un 21 de Junio". Junto a su ataúd, estaban los nombres de otras personas, con la coincidencia de que había fallecido un 21 de Junio de años distintos.Anderson había descifrado el acertijo.

Un día decidió volvió a trabajar.Esta vez no fue en taxi, esta vez fue distinto, decidió caminar.En una esquina se detuvo en un semáforo, varios niños con guardapolvos blancos lo rodearon,un gatillo se escuchó a la distancia, Anderson sonrió y miró su reloj por última vez, y asintió

-Feliz 21 de Junio.


InesperadoWhere stories live. Discover now