07: Madre e Hija

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Sunshine, Manchester 2:14 pm

"Nunca desistas de un sueño, solo trata de ver las señales que te llevan a el"

—¿Esta todo listo? —preguntó Eleanor al ver a su hija salir con una maleta en mano.

—Si, esto es todo lo que tengo. ¿Podrías ayudarme colocándole el seguro? Yo iré a ver que nada importante se me haya olvidado. 

Elena entró nuevamente a su pequeño dormitorio, al lado de su cama estaba la de su difunta abuela sabía muy bien que después de que saliera de ese lugar jamás volvería. Caminó hasta sentarse en su cama y observó con detenimiento el pequeño espacio que ya se encontraba vacío sin sus pertenencias. Algo llamó la atención de su vista, era un pequeño libro o quizás un cuaderno que sobresalía un poco debajo del colchón de la cama de su difunta abuela.

No lo había notado... se acercó a la cama, alzó el colchón y sacó el objeto que curiosamente era un diario.

El diario de la mujer que la había cuidado por tantos años. Dejo un suspiro en el aire antes de abrir la libreta, recordaba esa bonita caligrafía de la mujer que la educó en sus primeros años. No tenía dudas, era la caligrafía de su abuela. Cambió de página y leyó rápidamente.

"Tengo problemas económicos, el divorcio me ha dejado prácticamente en la calle, ¿Qué voy hacer?"

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"Tengo problemas económicos, el divorcio me ha dejado prácticamente en la calle, ¿Qué voy hacer?"

Siguió ojeando el diario.

"Mi prima me ha propuesto un negocio, no estoy segura de aceptarlo"

Volvió a cambiar la página. 

"Tengo a una hermosa bebé bajo mis cuidados, ella no merece tanto sufrimiento, no tiene la culpa de nada..."

—¿Aún no has terminado?  —preguntó Eleanor entrando a la habitación. Elena cerró rápidamente el diario asustada.  —¿Sucede algo?

—No nada, ¿Por qué debería pasar algo? 

—No lo sé... —Eleanor le dio una mirada de inspección.  —Estas nerviosa, ¿Qué es ese libro que tienes?

—¿Qué?  ¿Yo? Yo no estoy nerviosa, —sonrió falsamente intentado que la castaña mayor le creyera. —Este no es un libro... es... mi diario.

—Oh vaya, yo también tenía uno en mi adolescencia pero dejé de escribir a los 14 años.

—Será mejor que vayamos a visitar las tiendas que me habías contado. —tomó de la mano a Eleanor y ambas salieron del dormitorio, dejando atrás la vida falsa de Lucy Gaspar. 

Elena se despidió de los pocos vecinos que se relacionaban con ella, también fue a dejar su renuncia en la cafetería no sin ayudar a la señora Patrick con la gran cantidad de clientes que tenía ¡Hasta Eleanor se puso a vender café y pastelillos!

• La hija perdida de Elounor •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora