PRÓLOGO

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No sé que hora sería ni tampoco el momento exacto en el que me encontraba pero llevaba más de media hora esperando al mismo camión de siempre con la misma mercancía.

Sentía que aquella tarde no todo saldría igual de bien que siempre, pero en fin, me tocaba esperar.

A veces odio lo que hago por muchas razones pero en realidad siento que lo hago porque debo y porque algo me une a esto desde hace mucho tiempo, pero en el fondo no sé el qué. Y es que la vida de una ladrona no es perfecta pero a mi me basta.

Sigo esperando al dichoso camión, esta vez si que estaba ansiosa por que llegara, ya que, traía consigo una enorme cantidad de aparatos electrónicos y diferentes piezas para construir algunos, como puede ser un móvil,  un ordenador y cosas por el estilo y a mi ayy me encantan los artilugios tecnológicos.

"Por fin". Dije emocionada, había esperado una eternidad esta vez al lento camión pero al fin había llegado. Bajé sigilosa y lentamente del tejado en el que me encontraba y corrí como siempre a la velocidad de la luz hacia mi destino.

Fue entonces cuando no todo empezó a ir igual que siempre, sino todo lo contrario, empecé a notar una sensación extraña en mi cuerpo como un cosquilleo parecido al de un sarpullido y me notaba rara aunque la piel seguía igual.
Pensé en pasar del tema cuando ya paro así que seguí con mi trabajo.

"Ooooh esta vez sii jajaja". Los transportistas habían sido muy majos esta vez, ya que, había de todo en el camión, bases de datos, ordenadores, servidores y más cosas.

Así que como siempre cogí mi gran bolsa de mercancías y empecé a meter todo lo que pillaba pero de valor y utilidad, porque un ladrón siempre se fija en lo que roba y si es bueno o no.

Cuando ya cogí todo lo que quise me fui rápidamente como siempre y me escabullí en mi adorada y preciosa moto, que para que lo sepáis ésta no la robe.

Todo sucedió como esperaba a excepción del retraso del camión pero lo pase por alto ya que el interior estuvo genial. Todo iba sobre ruedas hasta que algo me descolocó de mis pensamientos y fue una furgoneta que me seguía.

Reconocí la matricula, ya que, ya la había visto antes, unas cuantas de hecho, en una gasolinera que esta justo al lado del punto de encuentro con el camión. Yo continuaba mi camino normal y corriente pero pendiente de mi nuevo vecino.

Pensé que no dejaría de seguirme nunca y la verdad me estaba poniendo nerviosa una cualidad no muy típica en mi hasta que al final paro y se metió por una curva, yo seguí como si nada pero siempre estaré con la curiosidad de que quería esa persona porque en mi opinión iba muy pendiente de mi.

El caso es que finalmente llegue a casa sana y salva como siempre y con mis tesoritos jajaja. El caso es que pensé que todo seguiría igual aunque fue extraño porque primero esa sensación rara, después la furgoneta en fin supongo que un día raro lo tiene cualquiera aunque creo que ese día no acabaría nada bien porque antes de entrar en casa o mi guarida, como yo la llamo, me sentí completamente extraña y de nuevo nerviosa, ya que, la misma furgoneta que me estuvo siguiendo durante el camino se encontraba curiosamente en frente de mi guarida, la verdad estaba empezando a preocuparme, sin ninguna duda ese no fue un día normal y sentí que algo iba a cambiar.

EL ANGEL CAÍDO (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora