Cecilia, una chica cualquiera, creativa, inteligente, graciosa...
Una chica rubia se sienta por primera vez en su nueva clase, de color verde y llena de material necesario, según contaban los directores de la escuela. Las mesas eran de dos personas, esas mesas donde encontrarías al compañero de tu vida o el rival de tu alma. Ella, la chica que nadie veía, que siempre deseo amigos y alguien que la abrazase cada vez que se viesen un dia por la calle, se sentó en la mesa central, mirando su cuaderno color rojo e intentando visualizar a alguien conocido que quisiese sentarse a su lado y charlar animadamente con el o ella, pero no, todos ya tenían pensado un sitio donde sentarse, al lado de su crush, amigo o hermano
-mientras todos buscan pareja yo dibujo- miro fijamente el cuaderno de su mesa y sin poder contenerse sonrió, ya que prefirió estar sola que mal acompaña
Una persona real...
Tres niños andaban por un pasillo, se veía que dos de ellas eran chicas, sus tacones altos y su figura tan femenina no daba duda, pero el tercero no se daba ver entre tanta multitud, su velocidad era increíble, como si tuviesen mucha prisa. Se quedaron quietos en frente de una de las taquillas del colegio, rota, tal vez por un golpe. Sonó el timbre lo que hizo que todos levantase la cabeza levemente y fuesen corriendo cada uno a un lado con sus mochilas en uno de sus hombros. Los tres individuos se apoyaron en la taquilla esperando que algo o alguien llegará, de uno de los pasillos una chica con gafas, alta y delgada llegaba hacia los tres individuos, al verlos sus libros que se encontraban entre sus brazos se les esparcieron por el brillante suelo.
-estas aquí, veo que te demoraste- sonrió una de las chicas, tenia una sonrisa malvada que dejaba entender que lo que ella quería no era nada bueno
-si, ya les dije que no tengo, eso, ahora... -la chica, que temblaba, se arrodilló para coger sus libros, era tan flaca, indefensa... como si al tocarla se fuese a evaporar como polvo, una de las chicas la cogio del pelo y levanto su cara haciendo que ella gimiera, soltará otra vez sus libros y echase una lágrima esperándose lo peor
-déjala -una voz hizo Qué los cuatro la mirasen,esa chica tenia una mirada ardientemente que te hacia estremecerte y querer rezar para no morir
-que suerte as tenido- la soltó de sus castaños pelos y se alejó seguido de los otros dos individuos, dejando en el suelo a una dolida chica, puso sus manos en su pálido rostro y se tumbó en el suelo, tan frio como el alma de la humanidad
La rubia se acercó a la chica triste, se arrodilló y acarició el cabello de la chica, no era débil, solo sufrió bastantePero, que nadie ve o entiende...
Cecilia caminaba por los pasillos del colegio, miraba a todos atentamente, cada persona tenia algo especial y único que solo Cecilia veía, como si las personas fueran solo cristal para cecilia, transparentes... En una de sus manos llevaba un cuaderno y con el otro sostenía su mochila, la que tantas aventuras superó, de un color azul que alguna vez fue negro, Cecilia levanto la cara para poder ver mejor su camino, pero que más daba todos los caminos que tomaba la llevarían al mismo lugar, a la miseria... Vio a varias personas, todas diferentes, especiales, todos diferentes, de cabellos coloridos, ropas antiguas o maneras de hablar extrañas, Cecilia lo veía todo y lo entendía... Pero a ella, quien la entendía? Nadie, ni siquiera sus padres, que pensaban que era extraña extraña y que aunque la quisiesen sabían que ella estaba loca...
-no necesito a nadie -dijo y se metió apresuradamente en unos de los lavabos del colegio, donde como siempre dentro se hallaban las típicas divas maquillandose con su maquillaje caro o haciéndose fotos. Cecilia paso por detrás y se metió en uno de los lavabos, cerró la puerta y ss dio un cabezazo contra la puerta que estaba llena de garabatos -bufffff-resoplo arta del mundo real y de todo lo existente
Su familia, tiene un secreto, que pocos saben...
Muchos saben que Rusia es un país enorme y lleno de gente, pues Cecilia tenia familia rusa, que según ella era la que más la quería. Su abuela, una mujer mayor, que aún así estaba llena de energía y buen humor se situaba en la cocina de su casa, esa asa donde la madre y los tíos de Cecilia vivieron aventuras de pequeños. Cecilia entro en la cocina y se sentó al lado de su abuela, la cual cortaba una cebolla con uno de sus cuchillos de metal
-Hola cariño -su abuela le sonrió, no esperaba sonrisa devuelta, Cecilia no solia sonreir, solo lo hacía en sus sueños, donde cosas fantásticas ocurrían ocurrían o cuando pensaba en sus cosas
-Hola abuela- le saludo con la mano y se levantó a por un plato, en uno de los cajones de su abuela -te puedo preguntar algo? -cogio con sus dos manos el plato color blanco y se sentó ahora enfrente de su abuela
-pregunta lo que quieras guapa -sonrió otra vez, cogio las cebolletas y las metió en un gran plato mientras miraba con unos ojos soñadores a au nieta
-cuéntame más sobre mi bisabuela... -le dijo nerviosa, a su abuela no le gustaba hablar sobre ella, y pocas personas que ella o alguien conociese sabia sobre ese tema. No era difícil entender por qué, con sólo ver a la abuela de Cecilia tan asustada se entendía todo
-no cariño, no te voy a contar más -se levantó, cogio el plato de su nieta, le beso la frente con cariño y se fue por el pasillo. Cecilia bufo y apoyo su cara en una de sus manos, ella quería saber más, por que lo que ella savia no era suficienteTe atreves a entrar y descubrir el gran secreto que se esconde tras la misteriosa Cecilia?
Cecilia cogio un montón de purpurina de uno de los cajones de su madre, si ella se enterase podría castigar por siempre a su hija, no tenía miedo, ella era así. Cogio la purpurina color morado, su color favorito, y salió corriendo de la habitación, en el pasillo levanto la cabeza cabeza y miro el cuadro de su prima en pañales y se río en voz baja para después entrar a su habitación, todo estaba oscuro, pero se podían ver cuatro velas iluminando un poco la habitación, Cecilia se adentro aun más y cerró detrás de ella la puerta. Se acercó a las velas,trago saliva y al Llegar al centro de la luz se arrodilló y cogio en un puño la purpurina morada
-por favor... -suplico con los ojos cerrados, abrió su puño y soplo la púrpura hacia todas las direcciones, las niñas de su edad siempre sueñan con conseguir muñecas caras y casitas de muñecas, pero ella era diferente, ella quería conseguir la satisfeccion de haber podía desvelar un misterio, como el de sus libros de Sherlock Holmes
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Un Hogar En Las Nubes
Teen FictionCecilia, una chica cualquiera, creativa, inteligente, graciosa... una persona real... pero, que nadie ve o entiende... Su familia, tiene un secreto, que pocos saben... te atreves a entrar y descubrir el gran secreto que se esconde tras la misterios...