- l'inizio -

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Mi abuela era italiana. Mi abuelo era estadounidense. Mi abuela y mi abuelo se enamoraron perdidamente cuando Steven, mi abuelo, pasó unas vacaciones en Italia. Ambos se fugaron a Estados Unidos huyendo del rifle de mi bisabuelo Fiorenzo y su rifle-anti-americanos. Poco después, mi abuela estaba embarazada, y un tanto después, mi madre estaba en el mundo.
La historia de mi madre es un pelín más confusa, puesto que quién sabe cómo conoció a mi padre; pero empezaremos desde el principio: mi madre, Bethany Griffin Abatucci, nació en una gran casa de un bonito barrio, en un pueblecito del estado de Nueva York. Hasta ahí todo cool. Tuvo una infancia bonita y luego murió su padre. No tan cool. Mi abuela trabajaba todo el día porque apenas podían mantenerse con su sueldo y mi madre empezó a trabajar pronto.
Eso es todo lo que sé hasta el momento de mi nacimiento. Y eso, para vuestra información, no es nada cool.

Bien, pasemos a mi parte favorita: ¡hablar de mí! Nací en Manhattan. Crecí en Manhattan. Cumplí los 7 años, ¡y boom! Adiós Manhattan, hola Long Island.

Descubrí que era una mestiza.

*shook*

Descubrí que mi padre era un Dios.

*shook*

Descubrí cómo se hacían los bebés.

*iugh*

Bueno, en realidad eso lo descubrí un poco antes; y eso me lleva a hablar de mi procedencia.
Mi madre y mi abuela no podían seguir pagando su antigua casa en las afueras del estado de NY, así que alquilaron un piso barato en un barrio peligroso de Manhattan. En su defensa he de decir que por el día no parece peligroso, salvo por el riesgo de intoxicación con el aire, y además el departamento era... acogedor, por decirlo de alguna manera.
Imaginen a una yo con 5 años en un barrio marginal de una de las ciudades más importantes del mundo, ahora imaginen a una yo de 5 años sin nadie con quien jugar. Era una niña bastante lista, ¿cómo pude entonces solucionar mi problema? Es simple, en realidad: siendo adorable. No habían niños en mi barrio, pero si algo habían eran adolescentes. Simplemente tenía que ser adorable y dulce con las chicas para que me llevaran con ellas a cualquier lado, lo que ganaba también la atención de los chicos. Vale, normalmente sólo me sentaba en el regazo de alguna de mis "amigas" y escuchaba sus conversaciones que al principio no entendía; pero ¡oye!, a veces me pintaban las uñas, me maquillaban y dejaban que escogiera su ropa. Era divertido.

Bueno, en una de las charlas de mis "amigas", descubrí lo que era "hacer bebés". Eso, como comprenderéis, es un poco traumante para una niña de unos cinco o seis años.

Bueno, avancemos un poco en el tiempo: yo con siete años. Incendié una clase. Ajá, incendié una clase de primaria en la que ni siquiera estudiaba. ¿Por qué? Bueno, mi profesora de Inglés me encerró en una clase, atándome a una silla previamente cubierta de gasolina. Seh, un poco heavy.

Bla, bla, escapé no recuerdo cómo, bla, bla, traje a la profesora a la clase no sé cómo, bla, bla, le clavé un lápiz en la mano a la profesora (de eso sí me acuerdo) y quemé la silla con la profesora sobre ella. ¡7 años y culpable de intento de homicidio! Mi amigo, que resultó ser un sátiro, me ayudó a salir del colegio y llevarme a mi casa, donde me despedí de mamá y empecé mi nueva vida.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2017 ⏰

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