Recuerdos de una vida.

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¿Qué tipo de personas dejas de conocer en esta vida por los prejuicios? Quiero contarte una historia, tal vez te parezca triste, pero realmente en tantos viajes, ¿A quien que realmente valga la pena he conocido?

Hace algunos años en buenos aires conocí a un señor bastante mayor que constantemente fantaseaba sobre su juventud, se llamaba José Hilario, era un tanto gruñón, y arrogante.

Todo aquel que lo molestara le gritaba, o lo trataba de una manera muy odiosa, por ende,era una persona muy sola. Al final me di cuenta de que simplemente las personas no sabían como tratarlo.

Cuando llegue a ese barrio -Un barrio en el que todos aparentaban ser felices, aunque no lo fueran- me di cuenta que nadie le hablaba, era simplemente una persona entre tantas, aunque muy diferente. un alma ignorada.

El primer día que comencé a aportar ayuda a esta pequeña comunidad, una señora (Un tanto hipócrita) me dijó:

-No te acerques a una persona como él, no vale la pena solo será un idiota.

Por un tiempo me convencí de que era una persona que no valía la pena conocer, y que de nada servia intentarlo si él no me dejaría acercarme.

Un día de navidad pase de casa en casa, repartiendo dulces navideños, al tocar a su puerta me abrió, y al abrirla note que no tenia ningún tipo de decoración, y que no tenia ningún familiar que lo visitase; ese día decidí quedarme con él, aunque al principio se negó, al rato comencé a notar que no le molestaba tanto mi compañía.

Y así pasaron los meses. Me costó mucho llegar a él, poder realmente ser su amiga; me costó regaños, y muchas quejas, pero vi en su rostro, en sus manos llenas de dolor, en sus palabras (disfrazadas por gritos), una parte de mí. Vi una de esas almas que son tan hermosas, pero que han sufrido tanto que creen que no quieren volver a confiar. Cada día fui acercándome mas a él, con mucha paciencia. Con el tiempo nos convertimos en amigos, tal vez fui la única persona a la que considero su amiga.

"Cuando era joven - Decía en aquellos días de ocio- la vida no era lo que es ahora, los momentos eran tan reales, el tiempo tan precioso; ahora la vida tan rápida, nadie es dueño de su propio tiempo; no lo aman lo suficiente para ser dignos. He perdido tanto, nada es eterno excepto el recuerdo; quisiera tener más claridad de aquella historia de amor que nunca sucedió, o de aquellas palabras que jamás pronuncie." Este hombre día a día iba pensando en su vida, en todo lo que pudo ser pero nunca fue, ese momento en el que eres sabio pero las personas no te escuchan.

Un día un poco adormecido -Pausadamente, con una calma que no había visto en el poco tiempo que llevaba conociéndolo- comenzó a contarme el recuerdo más hermoso, y sublime de su vida:

"Recordarla duele... desde ése día, nunca fui él mismo; ver sus ojos y poder encontrar la perfección en ellos. Estoy irremediablemente enamorado de ése recuerdo, del primer beso; como poco a poco me acerque y la bese en la frente, y pensé; qué siempre estaría a mi lado. Luego con ternura le bese la mejilla, como si fuésemos otra vez los niños en aquel parque. Luego, le bese los labios; y ése instante fue eterno, como si él tiempo no valiera, si de ella se habla. Mi corazón la sentía más cerca que nunca, un amor joven, dulce, sin maldad; cuanto la ame, pero se fue; y con ella se llevó una parte de mí."

En su vida sufrió mucho, pero que también amó. Todos los días decía que ella se acercaba más a él, lentamente. Un día sentado en su mueble al lado de sus viejos libros me dijo: "El tiempo nos da todo pero el mismo se lo lleva."

Cada noche le escribía una carta a la vida, todas comenzaban diciendo: "Estos versos no morirán conmigo, pero morirán con el olvido." Y cada noche se daba cuenta de su soledad, aunque él no se sentía triste; a veces la soledad puede ser una buena amiga. Todos estamos eternamente solos, pero pocos nos damos cuenta; pasamos la vida buscando pareja, buscando amigos, y conviviendo con la familia; cuando en realidad solo nos acompaña nuestra soledad.

Ese día -El 11 de marzo del 2004- fue un día común; se despertó, tomó su café, fue al baño, desayuno, encendió el televisor, y así mato el tiempo mientras el tiempo lo mataba a él. Pasó un día muy largo, la noche caía como todos los días; espesa, oscura y silenciosa. Cada segundo, cada hora pasando el tiempo, y pensando en ese primer beso; su primer amor; el día en que se dio cuenta que el amor no se espera, este llega solo; la primera vez que tocó el piano; o la primera persona que le tocó el alma. Por muchas cosas pasamos, muchas experiencia vividas, al final de tu vida piensas en muchas cosas; pero piensas en las cosas que no hiciste, es muy reconfortante llegar al final de tu vida y darte cuenta que si fuiste feliz, que no tuviste todo el dinero, ni la mejor reputación, pero que fuiste libre de ser lo que tu corazón desease. Hilario era feliz, aunque estuviese solo tenía su conciencia limpia.

Sus últimos pensamientos fueron de lo que pasaba en el mundo, la risa de un niño, la primera mirada de un enamorado, como todos en el mundo vivían sin darse cuenta que la vida es valiosa, como todos la gastan en cosas sin alma. En la vida se debe amar, porque el amor es lo mejor que tenemos; aprender a no afanarnos por todo. Al final el solo cerró sus ojos, y se fue con su fiel amiga.

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⏰ Last updated: Aug 13, 2017 ⏰

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