Nada podrá pararme

Capítulo 1

-Zeth Montilyet POV-

Las luces de colores titilaban a mi alrededor iluminando el cuarto de luz negra en el que estaba, me encontraba bailando con todo el ritmo con mi "squad" de mejores amigas, a la canción de "Sweet Dreams", me era casi imposible reconocer a todas las personas que estaban alrededor de nosotros.

Desde la vez que fuimos al bar "Baby" no hemos dejado de seguir la fiesta a cada rato, a partir de ello salió esta fiesta, la cual realizamos en casa de mi amiga Katherine. Empezaba a sentir los efectos de todos los shots de vodka y tequila que nos dimos llegando, realmente podía sentir como la música nos envolvía, otra de las cosas que me encantaba de la fiesta, era que simplemente nos reunimos con chicos que no tienen el pudor o el miedo a bailar lo que fuera. Nuestro DJ hizo un cambio un tanto brusco de canción, para el que yo sentía ya necesario, puesto que ya era tiempo de un poco de más cercanía. Y lo que hizo fue poner una de las canciones, que cabe recalcar que he tenido un trauma últimamente y esa era la de "Mayores", enseguida no tardaron mucho mis amigas en buscarme, y me apoyaron, o de cierta manera forzaron a subirme a una de las mesas de ahí.

Sin oponer resistencia, me subí y tome una de las botella de tequila que tenía mi amiga Vanessa, antes que nada le di una tomada, escuchando como todos los reunidos hacían ruido mientras tomaba, le di unos buenos tragos los cuales quemaban en mi garganta, pero se sentían súper bien para mí. Enseguida le di un trago a mis amigas, Vanessa y Katherine en primera instancia por ser las primeras. Después empecé a repartir tragos a los chicos y chicas que se encontraban alrededor mío.

En poco tiempo se acabó la botella, la cual cabe remarcar estaba casi llena, sin embargo no me sorprende y eso me fascina que todo se acabe con gran satisfacción, aventé la botella hacia el jardín y seguí bailando un rato en la mesa, se me unió mi amiga Vanessa, a lo cual empezamos a bailar los dos juntos, no de manera tan explícita por lo pequeña que resultaba la mesa, sin embargo creo yo que dimos un buen espectáculo, como de costumbre. Después de un rato, decidimos bajarnos.

-Oye Zeth- me comento Vanessa a mi oído, para que la pudiera escuchar bien.

Le hice un ademán con la cabeza, haciendo obvio el que le andaba poniendo atención.

-Deberíamos de salir a fumar un poco ¿No crees?- enseguida se separó de mí y me hizo una de sus caras.

Sin dudarlo, asentí con la cabeza y me reí para mis adentros, amaba realmente a mi mejor amiga, con ella he vivido tantas cosas, de lo cual puedo admitir que ella se ha encargado de que yo abriera los ojos a la vida, de manera en que no podría ver la vida de la misma forma.

Tome la mano de Katherine y salimos de la casa de Vanessa por unos momentos. Enseguida Vane saco su cajetilla de metal que yo le regale hace unos días y saco de ahí mismo un cigarrillo ya preparado. Me encanta como ella siempre ya tiene las cosas preparadas para lo que haremos.

Lo prendió y le dio sus debidas tres caladas y se lo paso a Katherine que se encontraba a su derecha, de igual manera le dio sus tres caladas y sacaron el humo, pasándome el cigarrillo a mí, empecé dándole una calada lenta, disfrutando del sentir de como el humo bajaba por mi garganta, enseguida saque el humo y así seguí dándole sus otras dos antes de rolar el cigarrillo de vuelta a Vanessa, en verdad podía admirar una mejora en su habilidad para armar estos cigarrillos, por fin le quedaban con una buena cantidad y hasta de cierta manera bonitos.

Le llegamos a dar una segunda ronda al cigarrillo y por fin le pude dar "muerte" al cigarrillo, empecé a sentir los efectos de haber fumado y empecé a reírme un poco con mis amigas, en este estado mi felicidad se encontraba al máximo.

Después de otros 10 minutos estando afuera, platicando de lo primero que se nos venía a la mente, decidimos meternos de nuevo a la casa, primero entro Vanessa y enseguida Katherine. Antes de que me metiera, note que un grupito de chicos se acercaba por la acera de la casa a lo lejos, intuía​ que venían a la fiesta por lo que me quede en el umbral de la casa, esperándolos e intentando reconocer quienes eran.