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Pain

Único capítulo - Pain ;; Azusa Mukami.

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Dolor, mucho dolor inundaba su pecho mientras contemplaba el delicado -y ahora pálido- rostro de la muchacha de quien estuvo perdidamente enamorado; recordaba con insana amargura en demasía aquel maldito día en que su mundo se vino abajo.

Pero... Ya había dejado bien en claro que no lo iba a dejar pasar bajo la mesa; no ésta vez...

Ya habría sido demasiado tarde para la chica el darse cuenta de que el llevar a cabo aquella traición fue el peor error que pudo cometer.

Ella le quiso ver la cara de estúpido... Él no permitiría que ello pasase una vez más.

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Sus hermanos lo notaron más raro de lo normal aquel día del mes de agosto. Su mirar irradiaba de manera extraña una mezcla de severidad, ira, tristeza y dolor; nunca lo habían visto de esa manera, nunca solió ser de esos que se enojasen de manera tan cruda.

Sus orbes asustarían a cualquier ser humano inocente que se le cruzase por el camino... Él nunca actuó de esa manera; quisieron preguntar que qué andaba mal... Pero se lo ahorraron, seguramente era algo que a ellos no les incumbía.

Lo observaban como entraba y salía reiteradas veces de su habitación... Tal vez... ¿Indeciso de algo? Era imposible de descifrar; finalmente se decidió por salir de la mansión a quien sabe donde manteniendo de igual manera su habla silente desde que se había levantado por la mañana.

Misterioso. Pero... Todo tiene su razón ¿No? Sería mejor no entrometerse.

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Decidido, presionó el timbre de aquel departamento donde residía la chica a la que finalmente había logrado a amar inmensamente después de que su querida Eva volviese con aquel Sakamaki, emitiendo el típico sonido de este.

Ella al ver de quien se trataba sonrió de manera forzosa; formando una línea ladina con aquellos lindos, finos y mentirosos labios cubiertos por labial mate color vino, aproximándose a darle la bienvenida uniendo sus anatomías en un abrazo, al cual el chico cedió a corresponder de la misma falsa manera de la que ella se limitaba a hacerlo.

Dentro de sí, ya sabía exactamente lo que el chico vendría a reprocharle... Lo que no sabía era lo que ocurriría más adelante.

La mente del pelinegro se había inundado en veneno, el pobre en lo único que podía pensar era en como ella le había hecho sentir el dolor... Ese desagradable dolor que sus hermosos tesoros jamás podrían darle.

Ese tipo de dolor el cual él odió desde el primer segundo que lo experimentó.

Apretando sus ojos con desdén intensificó el abrazo, el último que obtendría de ella... Ignorando lo malo... Por al menos un segundo...

Vaya que la extrañaría...

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- Mi querida, Mi mayor tesoro... Todo esto pudo haberse evitado. Justin estará feliz al enterarse de que tiene nueva compañía.- recitó con la característica lentitud de su hablar; su mirada calma y neutra habían vuelto a él.

Lágrimas comenzaron a bajar sin su consentimiento una a una por su mentón, finalmente cayendo e impactando contra fría cerámica blanca que poseía el suelo del ahora sombrío lugar, siendo cubierto por la fuga de aquel líquido carmesí que aún no paraba de salir del blanquecino cuello de la muchacha.

Sus rodillas emitieron un estruendo seco al impactar contra el suelo, quedando así lado a lado de la cabeza de la chica, la cual tomó entre sus manos para pegar sus frentes una con la otra manchándose con aquel dicho líquido que aún se encontraba tibio.

- Reesse

Susurró con melancolía apartándose unos pocos centímetros para gentilmente apartar uno de los mechones negros que cubrían parte del rostro de la femenina, deteniendo brevemente su mirar para contemplar el cambio que se había apoderado en éste; aquel tono rosáceo y el calor ya no existían más.

Y con un último beso dado a aquél silente cuerpo... Se condenó a sí mismo. Pero aunque le doliese, esperaba que ello fuese sido suficiente para que ella se haya dado cuenta que nunca nada es lo que parece ser.