3. Creo en ti

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Día 3: Confianza/Rivales

—¿Honestamente? Soy justo como tú. 

 

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Creo en ti 


—Joven Midoriya, ven a mi oficina.

Tuve un mal presentimiento desde que All Might me dijo esas palabras al terminar la clase práctica del día. Un noventa y nueve por ciento de las veces en las que me había pedido lo mismo término tratándose de malas noticias, y esa ocasión no fue la excepción.

Al ingresar a la oficina él no se encontraba solo, sentado a su lado estaba Naomasa Tsukauchi, el detective de la fuerza especial. Mis manos comenzaron a sudar y mi mal presentimiento no hizo más que aumentar. Me pidieron que tomara asiento, obedecí y la habitación quedó en silencio.

—Lamentamos tener que involucrarte en ese asunto —dijo Naomasa al tiempo que me extendió una carpeta —. Pero creemos que tú puedes ayudarnos.

Sujeté la carpeta, miré a All Might, quien continuaba sin hablar, regresé la vista a la carpeta y la abrí. Dentro de ella venía el resumen de un informe acerca de la detención de un villano hace dos semanas. Recordaba haberlo visto en las noticias; el villano intentó robar un banco, como no representaba una gran amenaza ningún héroe fue requerido, la fuerza policial consiguió acorralarlo, fue entonces que tomó a una pequeña niña de rehén y amenazó con matarla sino lo dejaban ir. No se dijo con precisión como, pero la policía logró rescatar a la niña y puso bajo arresto al sujeto.

Dejé la carpeta a un lado y los miré sin comprender cómo podrían requerir mi ayuda. El detective pareció leerme el pensamiento.

— ¿Notas algo extraño en el informe? —me preguntó con tono amigable.

—La forma en que consiguieron rescatar a la niña no está especificada —respondí de inmediato. Ciertamente eso sería lo más notorio —. Regularmente se hubiera hecho público el nombre del policía que llevó a cabo tal hazaña, u otorgarle un reconocimiento.

Naomasa sonrió. Parecía complacido con mi respuesta.

—Sabía que eras listo. Lo información que a continuación compartiré contigo solo es del conocimiento de los altos mandos de la fuerza, los policías que estuvieron presentes, y algunos maestros de la escuela —hizo una leve pausa, como si quisiera darme un tiempo para prepararme mentalmente para lo siguiente—. Un alumno de esta escuela intervino. Al utilizar su particularidad sin autorización o supervisión de alguien tuvimos que aplicar un castigo. Además de prohibirle hablar del asunto con alguien, el muchacho en cuestión fue suspendido una semana de las actividades escolares.

Asentí. Yo mismo había tenido una experiencia similar cuando se presentó el caso del asesino de héroes, aunque nosotros nos salvamos de ser suspendidos.

—El problema es que aunque ya ha pasado más de una semana él no ha regresado a las clases. Si la escuela intenta ponerse en contacto con su familia sólo dicen que se encuentra enfermo. No obstante tenemos dudas acerca de eso.

— ¿De quién se trata? —interrogué. Si me habían llamado tenía que ser alguien que conociera. Era alguien que no estaba en mi misma clase.

—Él es el alumno —finalmente All Might habló entregándome una hoja—. Tómalo con calma, joven Midoriya.

No pude seguir su recomendación. La hoja era un expediente escolar; siendo específico era el expediente de Shinsou Hitoshi. Busqué con la vista la dirección, una vez localizada la memoricé, dejé la hoja junto al expediente, me levanté, pedí disculpas y salí corriendo. Me pereció que All Might me llamó, o puede que se tratara de un producto de mi imaginación. Cualquiera que fuera el caso me dirigí a toda prisa al departamento donde vivía Shinsou.

Cuando llegué caí en cuenta que no sabía que planeaba decir o hacer. Fue por ese motivo que terminé parado sin moverme durante más de veinte minutos.

Tragué saliva y finalmente toqué el timbre.

Sin respuesta.

Insistí tres veces más antes de que la puerta se abriera, dejando al descubierto la fría mirada de Hitoshi.

— ¿Qué haces aquí? —interrogó notoriamente molesto fulminándome con la mirada.

Volví a tragar saliva antes de responder.

—Vine a preguntar por qué no has ido a la escuela.

Frunció el ceño.

—Así que la escuela mandó a investigar a uno de sus preciados futuros héroes. Diles que no se preocupen, no planeo regresar nunca —dijo, dio medio vuelta y empujó la puerta.

Antes de que se cerrada metí el pie, empujé la puerta y me metí a su casa. No pareció importarle mucho, pues continuó con su camino hacia su sala.

— ¡No digas eso, Shinsou! ¿Por qué no regresarías? La suspensión por parte de la policía no es un motivo suficiente. Dejar tus sueños por algo así es una tontería.

Hitoshi se detuvo en seco, volteó a verme y su mirada me provocó escalofríos.

—No actúes como si supieras como me siento. Después del festival deportivo realmente creí que mi meta de volverme un héroe podía ser factible, mis compañeros me habían aceptado al igual que algunos héroes, pero la realidad no es tan fácil. Lo supe cuando la policía me miró con despreció luego de haber ayudado, su trato tan precavido para evitar caer bajo mi poder —a pesar de la frialdad de su mirada su voz denotaba frustración—. Alguien bendecido con las herramientas ideales no entenderá.

—Te equivocas —protesté pero solo logré que se alterara más.

— ¿Acaso sabes lo qué se siente cuando las personas te dicen que a alguien como tú no puede ser un héroe? ¿Has tenido que soportar miradas de rechazo? ¿Puedes realmente saber cómo me siento?

Lo entiendo. Yo entiendo cómo te sientes porque no somos muy diferentes. Esas eran las palabras que quería decirle. Yo había crecido soportando esas mismas miradas de desprecio, y escuchando palabras desmotivadoras. Yo realmente lo entendía pero no podía decírselo porque implicaría revelar el secreto del One for All.

— ¿Ya no dirás nada? —Preguntó ante mi silencio—. Lo suponía, si eso era todo puedes retirarte de mi casa.

Necesitaba decirle algo. No quería guardar silencio e irme sin más. Pero, ¿Qué?

—Yo creo en ti, Shinsou. Creo que puedes convertirte en el héroe que deseas —declaré recordando las palabras que anhelaba escuchar antes de conocer a All Might.

Me pareció notar que su semblante se relajó.

—Vete, por favor —me pidió nuevamente, su voz dejó de ser intimidante.

—Si es necesario vendré todos los días hasta convencerte de regresar —No me daría por vencido, en verdad quería ayudarlo.

Me dirigí a la puerta, y antes de salir escuché la voz de Hitoshi.

—No será necesario, Midoriya.

Asentí seguro que él aun me veía. Por alguna extraña razón pensé que lo mejor sería no voltear, no obstante, estaba consciente de lo que quería decirme.

—Nos veremos mañana en la escuela, Shinsou —dije. Cerré la puerta y sonreí.

Ahora que lo pienso, creo que a partir de ese día fue que procuré estar más cerca de Shinsou y los sentimientos hacia él comenzaron a nacer. 

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⏰ Last updated: Aug 14, 2017 ⏰

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