Chevalier

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Una chica promedio, con una economía no muy buena ya que mi transporte diario era el metro. Es curioso que terminara gustándome el viajar en ese vagón; era un modelo antiguo donde el respaldo de los asientos estaba en la pared bajo la ventana, tengo que admitirlo era extraño imaginar que a alguien se le ocurriera obligarte a mirar hacia adelante ya que la situación se volvía más incómoda cuando alguien se paraba delante quedando su entrepierna frente a ti.

Por suerte a las 2:30 de la tarde no tenía que pasar por eso, sólo que nadie me podía salvar de la tortura que pasaba una estación después de que subía.

El delicioso olor a tabaco invadía el lugar y me obligaba a levantar moderadamente la vista de la pantalla de mi celular para poder contemplarlo; un joven alto de cabello rubio que me tentaba tanto a tocar, con facciones delicadas pero muy varoniles a la vez y su piel color crema, en conclusión, es un deleite para la vista: el sueño de cualquier chica. Obviamente ante esto mi inseguridad crecía y torpemente intentaba subir mi autoestima arreglándome discretamente cada vez más. Claro que por más que lo intentará cuando de milagro me percibía, tal vez era solo era porque sentía mi mirada en él, no era mi culpa
pero no sabía si maldecir o agradecer por tenerlo siempre en el asiento frente a mí. Y en esos momentos cuando me sentía la más afortunada porque esos magistrales ojos de iris azul se posan en mí, mi corazón se detenía unos segundos y el mundo se me venía encima haciéndome sentir tan diminuta, tan insignificante ante tal chico, incluso estando bastantes metros de distancia lejos de él, mis piernas temblaban a tal punto que en la estación que bajábamos tenía que esperar a que el bajara primero para que no me viera ser más torpe de lo normal.

Parece ser algo ilógico que no me agraden mucho los fines de semana por no poder pasar ese martirio por 4 estaciones, aunque un buen motivador para asistir a la escuela, ya que como a la mayoría no me agradaba ese lugar que en su mayoría es estrés y aburrimiento, ese era mi penúltimo año en esa preparatoria y no hablaba con nadie de mi grupo, desgraciadamente todos mis amigos estaban en el último semestre y era realmente raro que pudiéramos vernos por lo que un día que salimos juntos a pasear por la plaza

— ¡No mames! ¿Cómo te enteraste? —La noticia que mi amiga peli naranja había soltado de repente me hizo dejar la ropa que miraba del perchero de la tienda

— El idiota de Zoro se perdió como siempre al final de la clase y mientas vagaba solo por la escuela los escucho —me contestó como si nada mirando las prendas de atrás de mi

— Me alegra mucho y supongo que no soy la única, el Kyros x Scarlett es el shipp más famoso de la escuela —dije riendo para regresar a escoger

— Parece que te sientes mejor —comento de la nada Luffy

— ¿Mejor? —pregunte extrañada

— Sí. Ya te arreglas como antes, sales y convives con nosotros y ahora mismo volviste a decir groserías —continuo, recibiendo un golpe en la cabeza de parte de Nami— ¿Porque me pegas? Todos han estado pensando eso y...

— ¡Cállate idio...

— La verdad si me siento algo mejor —la interrumpí con una sonrisa intentando que se tranquilizara— Mira —cambie inmediatamente de tema mostrándole una prenda que llamo mi atención desde hace un momento

Al día siguiente en la escuela confirme lo que Nami dijo, el profesor Kyros y la señorita Scarlett ahora eran pareja, era muy fácil de ver por lo penoso que era mi maestro de Ética, incluso con los alumnos era así. Eso me puso a pensar; si aquel maestro que era igual a mí al tratar a la persona que quería por fin formalizo su relación ¿Qué me detenía?

Ecos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora