CAPÍTULO 11

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Narra Alana

Termino de hacer mi maleta y la dejo a un lado de la puerta. Estamos a día 12 de Julio, mañana me voy. No he vuelto a ver a José María en esta semana, ni falta que me hace, ni esta semana no nunca.
Mis padres, por raro que parezca están aquí, decían que querían despedirse de mí antes de que me fuese ya que ellos no vienen.

(...)

-¿Llevas todo?- me pregunta mi madre.
-Sii- le contesto.

Un hombre mete la maleta en la parte de atrás del coche y yo subo. Son seis asientos puesto tres frente a tres.
Solo uno de los seis asientos esta ocupado. ¿Por quién? Por la única persona que ha conseguido ponerme nerviosa en tiempo récord. José María.

-Hola-me saluda.
-Hola-le respondo bastante seca.

Me siento enfrente suya y saco mis casco.

-Oye- me dice.
-Dime-
-Que tu cara me deprime-.

Suelto un suspiro, sinceramente me esperaba que me fuese a soltar algo un poco más inteligente.

-Quería decir que lo siento. Ya sabes. Por lo del otro día-.
No sé ni por qué pero una sonrisa aparece en mi cara -no pasa nada. tenías razón la verdad es que me lo tendría que haber imaginado. Además no eres tú quien ha decidido que yo te tengo que aguantar durante un mes-.
-Bueno y ¿Has estado alguna vez en Huelva?- me pregunta cambiando de tema.
-Nunca-.
-¿Enserio? Te va a encantar es genial-.
-Veo que tú si que has estado- digo soltando una risilla por el estusiasmo que pone al hablar de su quería Huelva-.
-Tengo una casa en el Rocío-me explica aunque no hacía falta. Más que nada por qué ya lo sabia-.
-Rociero- le digo sonrriendo.

El empieza an cantar una sevillana sobre el rocio.

-Si quieres podemos ir a una playa por allí, son geniales. Además el bikini te tiene que quedar... - se muerde el labio.

Ya lo tenía que estropear con sus gilipolleces.

-Anda déjalo que no tengo yo hoy cuerpo para nada y menos para aguantar tus gilipolleces. Así que mejor cállate- digo poniendome la almohadilla de viaje y cerrando los ojos.
-Te lo decía enserio-.
-Yo también te decía enserio lo de que te callases-.

Y sorprendentemente es lo que hace por qué ni me responde.

NARRA JOSE MARÍA
Llegamos a Huelva, Alana sigue durmiendo. La furgoneta para delante de la puerta del hotel pa' que nos bajemos y después ir a aparcar. Yo le empiezo a soplar en el oído a Alana pa' que se despierte.

-Que niño- dice levantándose de golpe y fulminandome con mirada.
-Que niña- le contesto yo sonriendo -que te has dormido to' el viaje.
-Para no escucharte-.
-Pues yo te he echado de menos- digo sonriendo.
-Que pesado-.

Al compás de sus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora