Weekends

+ 23 +

La puerta de la habitación parecía enorme, tome aire antes de entrar para luego expulsarlo rápidamente. Tome la manija y la gire, apenas me escuchaste y alzaste la vista.

—Jae...— tus ojos, que estaban llenos de tristeza, viajaron hacia mis manos, en ellas tenía unos globos.

—Eres un idiota— camine rápido hacia ti y te tome en mis brazos, tardaste, pero me devolviste el abrazo.

—Perdóname, no se que estaba pasando por mi mente en ese momento.

—Solo prométeme que no lo vas a volver a intentar— alcé mi dedo meñique y tú lo tomaste.

—Lo prometo.

Sonreí y tú hiciste lo mismo, mierda, tu sonrisa era la cosa más bella que alguna vez haya visto.

—Te tengo que contar algo...— me miraste preocupado.

—Ya sabes que puedes confiar en mi.

—Me han estado llegando estas— sacaste una caja y la volteaste, haciendo que cayeran cartas, mis cartas—... cartas, no se de quien son o cuál es el motivo, creo que le gusto.

Tome una carta mostrando interés, si tan solo supieras que yo las escribí. Todavía no cabía en mi cabeza como es que no habías distinguido mi letra y la inicial, eres un chico despistado.

Leí las cartas, aunque ya me las sabía de memoria, y las estudie contigo. Tus cabellos rosas olían a margaritas y tú perfil irreal hicieron que me dieran ganas de besarte, pero me contuve.

Al final, solo hablamos de la escuela y de las cartas, me despediste con un abrazo y luego te recostaste, listo para dormir.

Salí del cuarto tranquilamente, no sin antes haber dejado los globos en tu mesita de noche.

Me gustaría poder confesarme, mierda, me encantaría poder confesarme, pero soy un cobarde, un maldito cobarde.