¿Escocia o Regina?

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Ya estábamos lejos de York, habíamos cabalgado durante un tiempo sin decir una palabra, cuando sentimos que ya estábamos lo suficientemente lejos, decidimos parar de avanzar, o bueno, yo lo hice. Mi compañero estaba concentrado en seguir corriendo. Cuando vio que me detuve comenzó a desacelerar.

-¿Qué pasa? –me pregunto una vez que ya se había detenido y se acercaba con su caballo hacia donde yo me encontraba.

-Tengo que buscar a alguien –La adrenalina del escape, la muerte de Eric y todo lo que había sucedido había hecho que me olvidara de mi promesa. Necesitaba encontrar a Regina y ponerla a salvo.

-¿A quién? no puedes entrar a York de nuevo

-No está en York

-¿Entonces?

-Logro escapar el día que me capturaron.

-Sea quien sea no importa, tenemos que irnos.

-¡No! –Respondí con una voz firme –volveré y la buscare, si quieres vete, te lo dije, después de salir eres libre de hacer lo que quieras.

-Estas demente.

-No, solo estoy enamorado.

-Entonces ve por tu amor –me dijo mientras me daba su espada, yo había perdido la mía en la puerta de la ciudad de York.

-Eso significa que ¿Te vas?

-No, significa que iré contigo, nunca olvidare al hombre que me libero –me dijo con una sonrisa y un tono amistoso.

-¿Cuál es tu nombre?

-Macandrus, a su servicio –dijo mientras hacia una pequeña reverencia y un movimiento con la mano.

-Muy bien Macandrus, tenemos algo que hacer.

Galopamos de regreso, esperamos a que fuera de día. Pensé en donde podría encontrarla, sabía que ella era muy lista, sabía que yo pensaría en el mismo lugar que ella y nos reuniríamos ahí, la pregunta era ¿Cuál era ese lugar?

Al inicio comenzamos a recorrer por las orillas de la ciudad de York intentando ocultarnos de las torres y los hombres en las murallas, era seguro que no nos habían olvidado aun.

No logramos encontrarla, recorrimos la misma ruta durante tres días, no encontrábamos señal de ella en ningún lado.

-Macandrus, será mejor si nos separamos y buscamos por lados distintos.

-Muy bien, iré a las planicies y al rio, veré si no hay nada por allá.

-Está bien, te veré en la colina.

-¿Cual colina?

-La única que hay en todo este lugar.

-Gran indicio, en verdad de mucha ayuda.

Solté una pequeña risa y me separe de él.

Me dirigí hacia la colina directamente, no sabía dónde empezar a buscar. Decidí relajarme un momento, el estrés de no poder encontrar a Regina era casi insoportable y estaba bastante cansado, no había comido bien en esos días, apenas comíamos lo que encontrábamos, tengo que admitir que la ardilla no sabe nada mal, pero no es algo que quisiera comer todos los días.

Intente recostarme en la colina, pero no conseguía conciliar sueño o algún otro tipo de descanso. Decidí ir a donde había ido ese día del banquete después de separarme de la comida y donde encontré a mis amigos Escoceses.

Cuando estaba subiendo comencé a ver una silueta que se movía, me acerqué lentamente, no sabía de quien se trataba la silueta. Cuando la logre ver corrí hacia ella, era Regina. La abrace cuando la vi, no parecía haber sufrido mucho durante el tiempo que estuvo ahí, sus ropas seguían limpias, considerando que tuvo puesto lo mismo por varios días, estaban en condiciones perfectas.

La última Reina de EscociaWhere stories live. Discover now