D o s.

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—Como saben, es el último año de sus compañeros. Y me encargué de preparar una tarea muy única en la que ustedes podrán convivir con la persona que les asigne y entre ambos harán un bien para la comunidad. No les pondré un límite, dejen que su imaginación vuele. Como tengo entendido, ninguno de ustedes habla con los de último semestre así que yo haré las parejas y/o equipos. —sonrió la profesora sacando la lista de su maleta con todo el entusiasmo del mundo.

Todos en la habitación se quejaron, en lo que se refería a socializar, mi aula no era la indicada puesto que nos gustaba más convivir entre nosotros y personas del mismo semestre que con personas aburridas y maduras como lo son los de último semestre. No sólo lo digo yo, lo dicen absolutamente todos.

Claramente no iba a negarme a participar, y es que el rostro esperanzado de la maestra y su entusiasmo por hacer ésta actividad me lo impedía. No iría a decirle que no participaré, ponerla triste y que cancele la actividad por completo, no se case y tenga treinta gatos. Bueno, no tan así pero el punto es que no puedo decir que no a ese entusiasmo por una actividad nueva.

Escuchaba los nombres tan conocidos para mi junto a los nombres que suponía eran del último semestre en espera de escuchar el mío. Siendo honesta, me emocionaba mucho la actividad ya que en el corto tiempo en el que esperaba por mi nombre me había quedado pensando sobre qué podría hacer para ayudar a la comunidad y me había venido la mejor idea del mundo.

—Con Kim NamJoon.

Elevé mi mirada hacia la profesora, ella me miraba con una sonrisa después de haber mencionado el nombre de quien sería mi compañero de proyecto. Asentí en respuesta.

Kim NamJoon.

Tengo que recordar ese nombre y buscarlo a la hora del descanso, probablemente para ese entonces ya debería de saber acerca del proyecto. Quizá podría decirle mi idea.

(...)

—Puedo ir sola, Park. No me pasará nada. —me quejé empujando su cuerpo hacia atrás con mi débil fuerza.

Ni en mil años podría ganarle a ese saco de músculos.

—Puedo acompañarte. —insistió haciéndose el débil y por un segundo me sentí muy fuerte al poder empujarlo.

—Pareces mi chicle, tonto. Pensarán que eres mi novio a éste paso.

—¿Tú y yo? —hizo una cara de asco.

—¡Oye! —le pegué con todas mis fuerzas en el brazo, él ni se inmutó.

—Está bien. —finalmente se rindió. —A la salida te busco.

—Pero qué buen amigo eres. Disfruta tu comida. —dejé un beso corto en su mejilla.

Había tenido problemas a la hora de buscar al tal Kim NamJoon, pregunté por él y las personas simplemente no sabían decirme en donde estaba. Quería hablar con la profesora sobre eso, quizá podría darme su número o algo por el estilo; rasgos faciles o algo que me sirviera para encontrarlo.

—No voy a hacer ni verga de su maldito proyecto.

Escuché que alguien gritó justo al otro lado de la puerta en donde se supone que estaría la profesora. Me quedé inmóvil cuando vi al chico del otro día salir del aula con un gesto no tan feliz, en realidad parecía muy enojado, tanto que no se dio cuenta de mi presencia y pasó de largo empujando mi hombro un poco. En vez de enojarme, me dio curiosidad saber el por qué no quería participar.

Esperé un poco y finalmente decidí abrir la puerta para entrar a hablar con la profesora. Ella estaba con la cabeza hundida en sus manos mientras que sus codos se encontraban encima del escritorio, lucía muy fatal a pesar que hace poco derramaba felicidad por su actividad. Toqué con mis nudillos la puerta como una señal de que me encontraba ahí. Rápidamente se incorporó y puso la mejor sonrisa que pudo.

—¿En qué puedo ayudarte?

—Puedo volver después sí quiere. —bajé la mirada al suelo avergonzada.

—No, no. Pasa, podemos hablar de lo que quieras. —apuntó a la silla a un lado suyo indicándome que me sentara.

Tenía un conflicto conmigo misma ya que quería preguntarle acerca del chico y del por qué ella se encontraba en tan mal estado. Finalmente no pude seguir resistiendo y pregunté.

—¿Le pasa algo? Vi a ese chico salir de aquí enfadado.

Ella completamente vencida agachó la cabeza para después dejarla caer sobre el escritorio.

—Tú sabes que me gustan los retos, quiero sacar adelante a ese chico pero él no me ayuda en nada. No quiere participar en la actividad con la excusa de que no quiere hablarle a nadie y tampoco es que alguno vaya a aguantarlo a ese ritmo de como es él. Ya no sé qué más hacer.

Me daba mucha tristeza verla así, generalmente siempre era una persona feliz y muy entusiasta ante los retos. Me sentí tan mal de verla así que traté de buscar una solución y ésta vino rápidamente a mi mente.

(...)

Después de haberle rogado por casi media hora a Jimin de que me dejara aquí y que no me pasaría nada, accedió a irse con la condición de que le llamara sí necesitaba o sucedía algo. Dentro de ese cuerpo, acciones y carácter de orangután yacía un chico muy preocupado y lindo, de eso me he dado cuenta desde que lo conocí. Y es una de las razones por la que seguimos siendo amigos después de tanto.

Dejé de mover la mano cuando en mi campo de visión desapareció el auto de Jimin. Ahora saldría en la búsqueda de el chico que siempre viste de negro, no sé como le haré pero de que quedamos para hacer la actividad, quedamos. Busqué por todo el estacionamiento alguna señal de vida por parte del chico, no era tan difícil encontrarlo ya que es el único que viste de negro por completo.

Cuando por fin lo encontré, su auto ya estaba abandonando el estacionamiento. Por un impulso de idiotez comencé a correr detrás de su auto y cabe admitir que me sentía como un perro cuando corretean a las personas que van en bicicleta. Por suerte se detuvo en una esquina y bajó para entrar a una tienda dándome tiempo de tomar aire y llegar hacia donde su auto se encontraba. Hoy debe ser mi día de suerte, no todos los que corretean un auto llegan a alcanzarlo.

Para cuando llegué al auto él estaba saliendo de la tienda con un cigarrillo y un encendedor en su mano derecha. Mientras no empiece a fumar delante de mi, todo saldrá bien.

—¡Oye tú! —grité evitando que se subiera a su auto. —Necesito hablar contigo.

A regañadientes cerró la puerta de su auto con fuerza y regresó hacia donde me encontraba. Sin expresión alguna elevó las cejas esperando que hablara.

—Estaba pensando que podríamos hacer...

—¿De qué demonios hablas? —me interrumpió a unos segundos de haber empezado a hablar.

—Somos compañeros en la actividad del bien para la comunidad.

—Yo no participaré.

—Hablé con la profesora, dijo que lo haríamos juntos y eso es lo que haremos. —hablé con toda la seguridad del mundo.

Hizo un gesto con la mano despidiéndose y con los pasos más perezosos del mundo se subió a su auto.

Ni lo creas.

Me puse delante del auto con los brazos extendidos impidiendo que avanzara. Él, en respuesta, me gritó que me quitara de la forma más... de todo, menos linda. Seguía inexpresivo pero obviamente enojado por no dejarle ir.

—Haremos el trabajo quieras o no. —grité de igual forma esperando que me escuchara.

Avanzó y frenó al instante, un sonido insoportable salió de sus llantas casi diciéndome que no le interesaba atropellarme y que sí tenía que hacerlo para irse, probablemente lo haría.

Después de diez minutos de estarle impidiendo irse, finalmente bajó de su auto y una sonrisa de victoria apareció en mis labios. Estaba muy segura que al final iba a decir que sí y haríamos el trabajo juntos.

Sin embargo, me di cuenta tarde de que esa no era su intención al bajarse. Sin medir su fuerza me empujó fuera del camino y sin poder evitarlo caí al suelo, justo encima de la banqueta donde unas pocas personas voltearon a ver lo que había pasado.  Rápidamente subió a su auto y así como apareció se fue, lo más rápido que pudo dejándome en el suelo con un dolor de trasero y con las miradas de todos encima mío.

Novio Agresivo.》BTS; Suga (Min YoonGi).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora