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La brisa se convirtió en un escalofrío al salir del edificio arrebatándome los pocos rastros de sueño que me quedaban. Alcé mi vista hacia el cielo púrpura aspirando el aire fresco y a paso lento me dirigí hacía dónde mis pies me llevaban éstas últimas cuatro noches, aún autos cruzaban la avenida y las luces mantenían con vida la ciudad, automatizada, repitiendo lo que siempre me pareció ser un ciclo.

Acomodé la capucha de mi canguro y seguí mi camino, lento pero seguro, sé que me espera al bajar esas escaleras para adentrarme al subterráneo. El ambiente diferente, sin mucho ruido, una que otra persona subía para desaparecer entre las luces de la ciudad sin descanso.
Y ahí estaba él, la música a un volumen moderado le acompañaba mientras se deslizaba con destreza y habilidad, mis ojos seguían cada uno de sus movimientos cayendo en pequeños detalles, como el sudor en su cuello, su respiración agitada y sus expresiones. De esto trataban las cuatro noches luego de que una extraña ansiedad me invadiera llevándome a salir de la cama para tomar un poco de aire y caminar sin rumbo fijo.

No muy lejos lo observaba, me senté en el piso como acostumbré a hacer, encongiéndome en mi mismo abrazando mis piernas disfrutando de aquél placer visual. Hasta ahora no se ha dado cuenta que me dedico a admirar como baila, me sorprende la concentración en cada uno de sus movimientos como para no darse cuenta que alguien desconocido viene, baja al subterráneo, se sienta a observarlo y luego se va. Todo esto durante cuatro días por una hora.

La naturalidad de cada uno de sus movimientos al ritmo de la música R&B que ahora sonaba a través de los parlantes me mantenía fascinado. Una emoción extraña me invadía y contagiaba, quisiera intentarlo alguna vez, pensé.
Ahora si bien me fijaba, su cabello era de un tono castaño y lacio, se pegaba en su frente por su esfuerzo. Luego estaba su cara y sus pómulos resaltados, seguí analizando detenidamente sus rasgos. Una piel levemente bronceada, un cuerpo bien proporcionado. Apreté el agarre en mis piernas suprimiendo un escalofrío, la noche estaba algo fría y sólo ocupaba un buzo holgado.
Sonaron unas canciones más hasta que se detuvo, cogió una botellita que descansaba en el piso y bebió. No podía despegar mi vista de cada uno de sus movimientos, ahora sólo veía su espalda. Saqué mi celular del bolsillo, iba a hacer una locura.

Lo desbloqueé, 12:23PM apuntaba la pantalla, pulsé la cámara y apareció su imagen a través de la pantalla. No lo pensé muy bien y sólo presione el obturador, el nerviosismo me invadió. En ese momento sus ojos se posaron en mí, me congelé. ¿Se habrá dado cuenta? ¿Fui muy sospechoso?

Dios mío...se está acercando.

Lo único que pude hacer fue bloquear el celular sin dejar de sostenerle la mirada, hasta que tuve que alzarla y su sombra me cubrío.

—Hey...

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2017 ⏰

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