Anorgasmia

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Hablan de lo que sienten, las cosquillas, el estremecimiento... ¿y eso? Además usaron esa palabra: clítoris. Busqué información, tomé un espejo... ahí estaba. Pequeño, curioso.
Volví a escuchar esas conversaciones entre chicas... siempre me sonaron obsenas, pero ahora me intrigaban más.
Empecé a ver imágenes de desnudos en wikipedia... sí, wikipedia tiene desnudos. Pero no me bastaba. Emepecé a buscar porno en internet. Gemidos, repartidores, amigas que espian amigas y todo acaba en sexo. Pero... ¿y esa palabra? "Clítoris" ninguno lo nombra.

El vapor lo inundaba todo, el baño estaba listo. En la soledad lo busqué, acaricie los relievez mientras mis manos desendían, abrí los labios al instante mientras dejaba escapar un suspiro: ahí estaba. Entendí por qué hasta ahora mis padres no me habían hablado de él: no es un apéndice, es un interruptor. Un interruptor que desactiva nuestro lado civilizado y nos transforma en animales.
No podía tocar el interruptor y transformarme en publico, mis padres no podían saber. Así nació ella, la otra. La otra podía hablar sobre sexo, podía decir lo que quisiera y lo hacía. La otra, con ese nombre tan falso y ese avatar sacado de internet, escribía historias pornográficas. Pene, vagina, tetas, con todos sus sinónimos y variaciones más vulgares... pero había una palabra... esa palabra... que no podía usar.
Lectores y más lectores se sumaban, la otra era feliz. Pero esta felicidad era fragil: un comentario lo cambió todo. Yo miraba por la pantalla de mi pc cómo la otra era devorada por la ira, pero ese comentario seguía ahí: "escribís como un hombre virgen".
La otra atacaba y atacaba pero ese comentario seguía ahí. Yo miraba todo y me cuestionaba: ¿qué la volvió tan agresiva? ¿Que la comparen con un hombre? ¿Que la llamen virgen? Entonces lo comprendí: ese comentario que mi yo virtual atacaba era como mi pequeño interrupto, lo transformaba en un animal.
La discusión siguió, pero ahora buscando el entendimiento. La otra reveló su identidad y quedé al desnudo, el comentario se transformó en un amigo con quien podía hablar.
Días, semanas, meses, risas, comprensión. Un nuevo comentario surgió: "¿y si nos encontramos?"
El día llegó, la ansiedad era grande pero la sorpresa lo fue aún más: él era ella. Pero ella se sentía como él. No fue facil comprenderla, pero ella... él... me hacía sentir especial. En su compañía, no era yo, era la otra, era yo misma.

Nos despedimos de las redes sociales y toda una civilización con una sola acción: activó mi interruptor con su boca y tuve una pequeña muerte. De allí, dos lobos nacieron, dos lobos que no se separarían nunca, dos lobos que viven con pasión.

@no_binaria

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